Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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El Pico de Adán

Allá, en la cima, está la huella con forma de pie que una leyenda le atribuye al primer hombre, quien llegó con Eva a ese lugar, expulsados del Jardín del Edén.
El Pico de Adán. Domingo. La Nueva. Bahía Blanca

Por Corina Canale / corinacanale@yahoo.com

Alas 2 de la madrugada, el frío se siente en Maskeliya, la ciudad entre montañas donde se inicia la subida hacia el Pico de Adán, en Sri Pada, la cima sagrada de la cordillera Samanala. Apenas la tenue luz de un farol corta las sombras de la noche.

Es fácil distinguir a los peregrinos, que entonan cánticos religiosos, de los otros, los forasteros que visten ropas de trekking y cargan mochilas. A aquellos los mueve la fe; a estos, la aventura. Pero todos quieren llegar a la cima para ver los arreboles anaranjados del amanecer.

Cuentan que en cierto momento la montaña cónica de 2.243 metros de altura proyecta una sombra triangular sobre la planicie que la rodea. Y que el silencio aturde.

Los forasteros habían llegado en tren desde Colombo, la capital comercial de Sri Lanka, pasando por los palmerales y los campos de arroz de Kandy, y luego por las plantaciones de té de Hatton, ciudad cercana a Maskeliya.

Los guías contaron que el primero en relatar este ascenso fue Ibn Batuta, el gran viajero árabe de la Edad Media, y también Marco Polo, el incansable viajero y mercader veneciano.

Y hablaron de la levedad de la leyenda, admitiendo que para cristianos y musulmanes la huella es la de Adán, para los hindúes la de Shiva y para los budistas la de Buda. Estos son los que más peregrinan hacia el Pico de Adán, ya que la sagrada ciudad de Kandy es el "corazón" del budismo.

Cada uno de los que van a "subir al cielo" recibe una linterna para alumbrar el camino; recién entonces comienzan a andar en silencio. Al principio solo hallan algunos desniveles, pequeños riachos fáciles de atravesar y cascadas de aguas plateadas.

Las sombras de la noche aún perduran cuando se llega al pórtico de piedra donde está la deidad que los peregrinos llevan hasta el templo de la cima durante la Pooja, la luna llena de diciembre, cuando se inicia la temporada de peregrinaciones que finaliza en mayo.

Los budistas suben cantando y no es extraño que lo hagan descalzos; sucede que muchos ya han subido hasta veinte veces.

El cielo ya es una revolución de colores cuando se alcanza la cima. Los peregrinos en silencio, aguardan la salida del sol envueltos en abrigadas mantas. El frío es muy intenso en el Pico de Adán y el viento sopla fuerte.

El descenso es duro, pero se disfruta más del paisaje, de los valles que serpentean entre las montañas y de la tibieza del sol.

Sri Lanka, el antiguo Ceilán, es uno de los destinos turísticos asiáticos más importantes, que tiene selvas extensas y vestigios de antiguas civilizaciones.