Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Daniel Cervino, todo un verdadero costurero de sueños

Diseña vestidos de novias, quinceañeras y madrinas desde hace más de 30 años. “Hay que ser un poco psicólogo, pero es muy agradable ver los resultados”.
El hecho de saber que una novia o una quinceañera lleva el vestido que siempre soñó resulta mucho más importante que el rédito económico, dijo Daniel Cervino.

Desde muy chico, Daniel Cervino supo que su vocación era el diseño y la creatividad. Tal vez fue por influencia de su madre, que siempre estuvo vinculada al mundo de la moda.

Y no se equivocó: a los 18 se convirtió en diseñador de alta costura, tarea que prolonga con pasión hasta el día de hoy en su local de Donado 124. Al principio pensó en Arquitectura, pero la carrera no se dicta en la ciudad. Más tarde se inclinó hacia Ingeniería Civil, pero entendió poco después que era pura y exclusivamente la parte creativa y no la técnica lo que lograba atraparlo.

“Abandoné mis estudios universitarios y empecé a trabajar en confección industrial. Mi realidad económica en aquel momento no me permitía estudiar sin trabajar”, recuerda.

Después de un tiempo sumergido en lo que es la producción de indumentaria, decidió dar un paso más sobre el terreno de lo creativo y se dispuso a estudiar diseño de alta costura para así, finalmente, poder volcar lo que realmente le apasionaba.

“Hace 32 años que me dedico al diseño y la confección de alta costura y cada vez me convenzo más de que no me equivoqué al abandonar la ingeniería y empezar a transitar este camino”, señala y aclara que después de casi una década de llevar a cabo la tarea de docente en la carrera de Técnico Superior en Diseño y Producción de Indumentaria, en el Instituto de la Bahía, puede afirmar con más convicción que la creatividad es algo innato que viene con uno, como el ADN.

“Se puede trabajar, pulir y mejorar dicha capacidad pero si no se tiene, no se tiene. Por eso recomiendo que antes de inclinarse por una carrera relacionada con el arte y el diseño, uno evalúe el grado de creatividad e imaginación que posee”, sugirió.

Sin dudas, los diseñadores son un poco “psicólogos” de las clientas y Daniel no puede evitarlo: se dedica especialmente a novias, quinceañeras y madrinas.

“Debemos inmiscuirnos en su personalidad y así poder entender sus miedos y pudores para lograr un diseño apropiado y con el objetivo fundamental de decorar y proteger a la persona, que luzca la prenda dejando de lado los complejos típicos que se presentan cuando uno es protagonista”, reflexionó.

Recomendó en este punto leer un libro “interesantísimo”, de J. C. Flugel, denominado Psicología del vestido, donde se narra en forma simple, pero profunda la importancia del vestido como indumentaria desde los primeros tiempos hasta la actualidad.

La mirada profesional

“A menudo nos topamos con diversos problemas a la hora de encarar un diseño. Uno de ellos se presenta cuando la clienta se acerca al local con un diseño premeditado el cual eligió luego de mirar varios modelos en revistas o páginas de Internet sin tener al lado la mirada de un profesional que pueda guiarla con su experiencia”, relató.

“Cuando los diseñadores asesoramos no debemos desconocer que lo que uno está haciendo es aconsejar, no imponer. Durante este proceso tampoco debemos olvidarnos que tenemos que hacer hincapié en los atributos del cuerpo de la clienta y no en las falencias ya que, de lo contrario, podríamos estar hiriendo su susceptibilidad”, agregó.

“Cuando una clienta no sabe qué ponerse o qué modelo elegir y no tiene la posibilidad de recurrir a un asesor que la guíe en un diseño de vanguardia, es preferible optar por lo clásico. Indudablemente no se van a equivocar”, aconsejó.

Confesó Cervino que la satisfacción que le provoca el saber que una novia o quinceañera lleva el vestido que siempre soñó es mucho más importante que la remuneración económica, además de ser una fehaciente señal de que el objetivo fue logrado y que tantas horas de trabajo y dedicación no fueron en vano.

“A pesar de las altas exigencias e inseguridades que demuestran las mujeres a la hora de encarar proyectos de esta envergadura, después de tantos años de atender al mismo género uno se acostumbra a lidiar con la psiquis de la mujer.

"Es así que la tarea a realizar es mucho más llevadera y exitosa”, expresó.

Los entendidos en cuestiones nupciales, según dice, aconsejan que hay detalles que definen el estilo de un casamiento.

“Algunas elecciones obligan a otras. Por eso es importante no tomar decisiones apresuradas y determinar juntos el estilo de la boda.

"El diseñador del vestido va a preguntar cuál es la iglesia, el lugar de la fiesta y el número de invitados con el objetivo de descubrir la onda del casamiento, para así aconsejar de manera adecuada sobre el diseño del vestido”, indicó.

Las mujeres, al igual que todas las personas, cuando enfrentan un acontecimiento tan único y especial como un casamiento, buscan lograr un nivel de excelencia alto, señaló.

Esto lleva a que en la totalidad de los casos surjan numerosas dudas y temores que solo pueden ser evacuados en base a opiniones y consejos varios.

“Es sumamente importante que estos últimos sean aportados por una persona capacitada y experimentada como un diseñador”, indicó, para confiar: “Habitualmente las mujeres confían más en los consejos de un diseñador que una diseñadora ya que por una cuestión de género la mujer no ve en el hombre una competencia.

“Personalmente creo que la mejor compendia para uno, es uno mismo. Si uno logra analizar trabajos anteriores de manera exitosa, podrá ver ciertos detalles o falencias, mejorar en futuros proyectos y hacerlo mejor cada día”, manifestó.

“Cuando nos referimos a crecer y mejorar es de suma importancia estudiar e invertir capacitación y no solo quedarse con mirar diseños ya realizados”, opinó.