Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Las islas Cícladas, cuna de los dioses griegos que rodean a la sagrada Delos

El archipiélago es uno de los principales destinos turísticos, con unos 20 millones de viajeros anuales. Mykonos y Santorini, las más visitadas.
Las islas Cícladas, cuna de los dioses griegos que rodean a la sagrada Delos. Domingo. La Nueva. Bahía Blanca

Por Corina Canale / corinacanale@yahoo

El archipiélago de las Cícladas forma un círculo casi perfecto en las aguas azules del Mar Egeo. Sus islas rodean a Delos, la cuna de Apolo, el Dios de la Música y la Luz, y de Artemisa, la Diosa de la Caza y los Animales Salvajes, donde Leto alumbró a los gemelos que había engendrado con Zeus.

Su nombre deviene de "kyklos", que en griego significa círculo, y su diseño es tan perfecto que el geólogo francés Ferdinand Fouqué dijo que las Cícladas son "la Pompeya prehistórica del Egeo".

En El Pireo, en Atenas, uno de los grandes puertos de la antigüedad, Dimitris fuma su pipa color ámbar; en el rostro curtido se adivina su estirpe marinera. El hombre ofrece una bebida blancuzca y opaca que los turcos llaman raki y los cretenses tsikoudia. La hace su mujer, con azúcar y esencia de anís, y es símbolo de amistad.

Para él "la fábula de Robinson es una de las ilusiones que persigue la humanidad". Habla de Robinson Crusoe, el náufrago inglés que pasó 28 años en una isla. Y explica: "el hombre inventa en su mente fantásticas islas obsesionado por los misterios de la insularidad. Es devoto de la lejanía y la soledad, desafíos a los que desea tanto como teme".

El ferry de este capitán ya parte hacia las islas, como todos los días de su vida. Cubre su cabeza con una gorra azul, saluda con la mano, guarda la pipa color ámbar en el bolsillo alto de su chaqueta y se pierde en el Egeo.

El sol ya está alto cuando llegamos a Mykonos, la isla de la deslumbrante luz, con sus casas cúbicas y blancas pintadas a la cal, sus calles sinuosas y estrechas y sus tiendas de artesanía que venden telas pintadas. Las tabernas y cafeterías semejan una babel donde suenan todos los idiomas. "También nos entendemos con gestos", dice Lucía, una sonriente vendedora que viste un colorido chitón, la milenaria túnica griega.

En el Barrio de Castro, en la zona alta de Mykonos, los venecianos construyeron un castillo del que aún hay vestigios, y en la zona baja está la Pequeña Venecia, con sus casas de balcones de madera que se alzan sobre el mar, donde ahora hay bares de música y copas que nunca cierran.

Según la mitología, fue en Mykonos donde Hércules mató a los gigantes, cuyos cuerpos petrificados se convirtieron en las rocas de la isla.

Y a solo una milla marina está Delos, que durante siglos fue centro religioso del país, y donde aún se percibe ese ambiente sacro cuando se visitan los tres templos de Apolo y la Avenida de los Leones. Allí las leyendas surgen de los mármoles dispersos y los tesoros arqueológicos.

Y después Santorini, la joya de las Cícladas, la isla salvaje y diferente a todas. La que nació con la forma de una media luna al hundirse un gran volcán. Thira, su capital, es el pueblo más bello del Egeo, asomado hacia La Caldera, el hueco que dejó la explosión y que el mar invadió. Thira seduce con el contraste de sus rocas negras y el blanco de sus casitas que parecen de juguete. Esta isla, habitada desde el 3000 a.C., detuvo su desarrollo por aquella explosión que, además, fue el comienzo de otra leyenda: que allí estaba la Atlántida, la ciudad perdida.

Y, finalmente, Naxos, la mayor de las Cícladas, con largas playas y los recintos arqueológicos, herencia de sus primeros habitantes, los tracios, el pueblo que rendía culto a Dionisio, el Dios del Vino y la Alegría.