Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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El “factor arrastre” de las boletas

A un mes y medio de las elecciones primarias de agosto, la relevante elección presidencial le resta visibilidad a la disputa por la gobernación bonaerense.

En rigor, el aparente escenario de polarización electoral entre el oficialista Frente para la Victoria y la propuesta opositora del Pro hace que los precandidatos bonaerenses al sillón de Dardo Rocha sólo especulen con resultar beneficiados por el “factor arrastre”, por el sólo hecho de ir colgados de la boleta presidencial del candidato “único” kirchnerista, Daniel Scioli o de aquella que se identifica con Mauricio Macri.

La única decisión que todavía genera expectativa en el aparato peronista tradicional es qué sucederá con las precandidaturas a gobernador entre Julián Domínguez, que se viene posicionando bien a partir del respaldo de intendentes del Conurbano y sindicalistas que se alinearon detrás de la fórmula que comparte con el alcalde matancero, Fernando Espinoza, y la dupla Aníbal Fernández-Martín Sabbatella, como competidores internos.

Tanto Scioli como Domínguez decidieron en los últimos días redoblar esfuerzos por seducir a la agrupación kirchnerista “La Cámpora”, en medio del proceso de oficialización de las candidaturas después del traumático armado de las listas que, como de costumbre, dejó un tendal de excluidos por la “lapicera” de la Rosada.

Ambos se reunieron para analizar el escenario electoral y también los principales aspectos económicos del presente y futuro de la Provincia.

Desde calle 6 aseguran que el sciolismo ingresó en época de siembra y por lo tanto no hay “favoritos” en la puja por la Gobernación entre Domínguez y Fernández. “Necesitamos del apoyo de todos” abrevian.

Desde que recibió la bendición presidencial para ser el candidato del proyecto K, Scioli empezó a trasmitir tanto en público como en privado señales de “prudencia” electoral. Días atrás juntó a su gabinete ministerial y a un puñado de legisladores “propios” para exhortarlos a seguir trabajando “como si estuviéramos 10 puntos abajo” en las encuestas.

Objetivamente de cara a la sucesión de Scioli ningún aspirante gubernamental puede soslayar que el Estado bonaerense sigue teniendo problemas estructurales sin resolver tanto en el plano social como financiero, que exceden lo estrictamente provincial y pasan a ser nacionales ante su real magnitud, como por ejemplo, la inseguridad.

Son doce los postulantes por distintos espacios políticos que se anotaron para participar de las PASO provinciales del 9 de agosto próximo, donde se definirán los candidatos a la gobernación para las elecciones generales de octubre.

Los renovadores massistas apelan a levantar el autoestima político con la candidatura única de Felipe Solá.

En tanto, macristas, radicales y aliados del Frente Cambiemos se estimulan con obtener alguna “ganancia” de lo que empiezan a denominar “el efecto Mendoza” sobre el FpV, como inyección de optimismo electoral.

Desde el esquema amarillo indican que Macri, además de la campaña presidencial tiene decidido protagonizar él mismo la cruzada por la provincia buscando reforzar la postulación de María Eugenia Vidal durante el poco habitual “timbreo” puerta a puerta para escuchar inquietudes vecinales.

Otra opción con raíces bonaerenses que calienta motores en medio de la ola polar y con posibilidades de crecimiento la encabeza el bahiense Jaime Linares por el espacio Progresistas.