Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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El Chino Borelli, un apasionado que dedicó su vida al rugby

Dejó de existir hoy, a los 83 años. Se desempeñó como jugador, árbitro, dirigente y entrenador en Albatros, Argentino y en la Unión de Rugby del Sur.
Borelli domina la pelota en el partido entre Sur y La Plata (con casaca con escudo UAR), disputado en Alem y Florida el domingo 2 de agosto de 1959.

Por Ricardo Sbrana / rsbrana@lanueva.com

   Néstor Osvaldo Borelli, El Chino, falleció hoy a los 83 años. Y con él, se fue una de las personalidades que dio el rugby bahiense, con una vigencia que comenzó allá por el verano del 51-52, cuando siendo adolescente, tuvo el primer contacto en Monte Hermoso con una pelota ovalada. Desde entonces, su apego por este deporte se prolongó hasta 2009, cuando entrenó infantiles de Argentino por última vez según su testimonio, aunque se mantuvo ligado con posterioridad.

   El recorrido del Chino por el rugby fue muy extenso y estas líneas van a pecar de injustas por lo resumidas. Al menos, que sirvan como bosquejo de su perfil deportivo y humano.

   El Chino se convirtió en uno de los promotores de Albatros, junto con su padre y hermanos. Albatros fue el cuarto de los equipos fundacionales que tuvo el rugby local, después de Los Indios (1947, primera época), Avestruces y Pingüinos. O el tercero, si se toma como período histórico del surgimiento definitivo del rugby local el año 1952 (cuando el 6 de junio se estableció como su fecha de fundación).

   Borelli fue un hooker muy eficiente no sólo en su club sino también en el seleccionado de la Unión de Rugby del Sur, siendo protagonista del primer Argentino de mayores que jugó la URS en 1958. Además, su efectividad para jugar “suelto” dentro de esa tradicional formación, le valió una convocatoria que UAR efectuó en Mar del Plata, donde se buscaban nuevos talentos para el seleccionado nacional.

Una foto histórica que hoy tiene su espacio en las paredes de la sede de la Unión de Rugby del Sur: El Chino (al centro), junto con sus hermanos, Oscar (izquierda) y Felipe.

   En paralelo a sus primeros años como jugador, Borelli se desempeñó como dirigente y árbitro oficial de la URS. Así fue convirtiéndose en un referente de la disciplina en nuestro medio.

   Junto con otros miembros de Albatros, participó en el mejoramiento de la cancha de avenida Alem y Florida, cuyo mástil fue donado precisamente por los integrantes del club de la divisa azul marino. Además, por ser maestro mayor de obra, él mismo se encargó de la construcción de los primeros vestuarios de ladrillo y cemento que hubo en ese predio. ¿Cómo fue posible? La familia Borelli decidió organizar una rifa en la que sortearon… ¡Su casa de veraneo en Monte Hermoso!

   Anécdotas que el propio Chino recordaba cada tanto entre allegados.

Reencuentro de ex rugbiers de Albatros y Avestruces en la dédaca del 90. El Chino, sentado, primero desde la izquierda.

   Finalmente, vale el siguiente textual del Chino. Describe cuál era su filosofía:

   “Acordaba con otros entrenadores que, cuando los chicos fueran a jugar y estuvieran los padres, la condición era empatar el partido. Si bien era en infantiles, en muchos casos no gustaba esa idea. Entonces yo qué hacía: si mi equipo iba ganando y dirigía otro árbitro que no fuera yo, cuando me tocaba dirigir a mí cobraba infracciones para que el rival pudiera empatar. ¡Pero ni se notaban! Las cobraba cuando estábamos cerca de nuestro ingoal o cuando los jugadores estaban muy amontonados. Tenía que ser cuidadoso porque, a veces, los chicos se ponían a llorar y se desalentaban”. La idea era que los pequeños rugbiers pudieran divertirse y hacer amigos en este deporte más allá de un resultado.

   El Chino lo había entendido todo.