Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Futbolista agredido: "Festejé como hacía Osvaldo en Boca, pero no quise provocar a nadie"

El jugador de Rosario celebró su gol en el clásico puntaltense simulando una ametralladora y los hinchas de Sporting estallaron de bronca en las redes sociales. Horas después del partido le rompieron el auto con palos y piedras en la puerta de su domicilio.
Fotos. Emmanuel Briane-La Nueva.

Por Sergio Daniel Peyssé / speysse@lanueva.com

   “Sigo amargado, indignado, lo deportivo y el buen resultado que conseguimos pasa a un segundo plano. Sentí mucho miedo, pero parece que nos tenemos que acostumbrar a que los violentos siempre hagan lo que quieran”.

   El clásico puntaltense entre Sporting y Rosario, que agónicamente y con un jugador menos ganó el tricolor, dejó mucha tela por cortar. Dentro y fuera de la cancha. Y en el centro de la escena siempre aparece Juan Manuel Gómez, el volante del conjunto francés que, tras señalar el 1-1 transitorio, festejó simulando una ametralladora con ambas manos y apuntando hacia la tribuna oficial repleta de seguidores de la divisa negra y roja.

   El “Abuelo” también fue noticia horas después del cotejo, cuando supuestos simpatizantes de Sporting lo atacaron en la entrada a su domicilio, cuando llegaba en su auto, al que le provocaron roturas con palos y piedras.

   Tenía que hablar, contar que pasó, qué es lo que siente... Casi 24 horas después del clásico, Juan Manuel dialogó mano a mano con La Nueva.

El momento indeseable

   — ”Cuando terminó el partido no pudimos ni festejar en la cancha. Nos tuvimos que ir por atrás de un arco hasta donde nos estaba esperando el micro. Fue una vergüenza como nos sacaron, parecíamos delincuentes. Llegamos al club, me duché y me subí al auto para ir a mi casa. Y ahí iba a empezar la pesadilla”.

   — “Cuando llego a mi domicilio (en Maipú al 200 de la vecina ciudad), fui a abrir el portón del garage, y al girar mi cabeza veo como a diez individuos que, además de insultarme, se me venían encima. Me subí otra vez al auto, pero no pude evitar que me tiren ladrillazos, me rompan los vidrios con palos y me agarren a patadas las puertas. Toqué bocina para que alguien me venga a ayudar, pero decidí dar marcha atrás y retirarme. Algunos de ellos estaban identificados con los colores de Sporting”.

   — “En el momento que me rompían el auto sentí mucho miedo. Como será que me olvide de cerrar el portón. Si sabía que esto iba suceder, no volvía a mi casa. Mi familia está shokeada, por el disgusto, por saber que es gente del barrio y que vemos todos los días”.

   — “Pasé una noche de m... Dormí de a ratos y a las 7 me levanté para ir a trabajar. Me irrita saber que yo ahora estoy cansado y averiguando como arreglar el auto y estos tipos siguen viviendo como si no hubiese pasado nada”.

   — “Después del hecho hice la denuncia y, por lo que sé la policía ya sabe quienes fueron. Al menos están identificados. Sólo pido que se haga justicia; no puede ser que los violentos, en el ámbito que sea, sigan haciendo lo que quieran”.

La ametralladora de la discordia

   — “¿El festejo por el gol? Festejé como lo hacía Daniel Osvaldo en Boca, pero no quise provocar a nadie. Hace un tiempo que mis compañeros me vienen cargando para que deje de lado el festejo del avioncito, que había pasado de moda, que Sebastián Rambert se había retirado hacia rato. Entonces, como me gustaba mucho como jugaba Daniel Osvaldo y me caía bien su personalidad, lo quise imitar simulando tener en mis manos una ametralladora. Simplemente eso”.

   — “De los últimos festejos, era el que más me gustaba, y por eso decidí a hacerlo. La idea fue siempre apuntarle a mis compañeros del banco de suplentes, pero como me agarraron para abrazarme, por ahí muchos creyeron que el gesto fue para los hinchas de Sporting. Juro, y me pongo la mano en el corazón, que jamás se me pasó por la cabeza incitar a la violencia, faltarle el respeto a alguien o provocar a la gente rojinegra”.

    — “Si mi festejo molestó, pido disculpas públicamente. Mi intención no fue hacer enojar a nadie. Fue un festejo típico de un partido de fútbol, aunque muchos no lo entiendan de esa manera”.

   — “Igualmente, ese festejo no justifica lo que sucedió después. Una derrota en un partido de fútbol no te puede llevar a romper un auto. Puedo entender un enojo, un insulto, pero no que me vengan a patotear y a querer matarme a palos. Eso no es normal”.

   — “Te repito, el resultado del clásico es anecdótico y me da bronca que gente que se identifica con un club actúe salvajemente por no entender nada de nada. Tengo amigos que son hinchas de Sporting y entienden que el folklore del fútbol no tiene nada que ver con la violencia”.

   — “Estos energúmenos le hacen mal al club Sporting, a la Liga del Sur y al fútbol nuestro que es tan lindo. No hay que olvidarse que detrás de un futbolista amateur hay una vida como la de todos, porque yo debo trabajar en otro lado para mantener a mi familia”.