Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Monachesi, a 40 años de su viaje al profesionalismo

Una noche como hoy, Alfredo Adrián Monachesi partía hacia Europa para sumarse a Torino primero y luego a Brindisi.
Fotos: Archivo La Nueva.

   Un día como hoy, en 1976, (Alfredo) Adrián Monachesi viajaba en colectivo hacia Buenos Aires, camino a una experiencia inédita: cruzar el Atlántico para jugar en el básquetbol italiano como profesional.

   Atrás dejaba una primera etapa en Olimpo, para vivir otra que lo enriqueció como deportista y persona. Diez meses dedicados exclusivamente a este deporte.

   “Todo surgió por intermedio de Carlos Pellandini, que jugaba en Capital. Era amigo de (Alberto) Desimone, quien al regresar desde Italia preguntó por mí y si tenía la papelería. Me llamó por teléfono Carlitos, me comuniqué con Desimone y me fui”, contó Monachesi.

   Desimone, quien al llegar al Forst Cantú fue considerado el primer argentino en jugar a nivel profesional en ese país, estableció contactos también para la llegada al ascenso italiano (A1) de Carlos “Chocolate” Raffaelli (Bologna), Adolfo “Gurí” Perazzo (Nápoles) y Fernando “Runcho” Prato (Cagliari).

   En Italia se había creado la figura del jugador “oriundo”. De este modo los clubes encontraron un atajo para jugar con dos extranjeros (preferentemente estadounidenses) frente a la reglamentación que solo permitía a uno.

   “Primero fui a Torino. Cuando me llamó (Alberto) Desimone para ir a jugar a Italia, primero fue para ir al Torino. Estuve dos meses, pero por un problema de papeles, me dijeron que no me podían contratar. Ahí surgió ir a Libertas Brindisi, un equipo del sur. El dueño era un diputado que, por medio de él, se resolvió lo del papeleo para poder convertirme en oriundo”, recordó Monachesi.

   “La experiencia fue totalmente diferente. Era la primera vez que iba a jugar como profesional, a dedicarme exclusivamente al básquet. Yo trabajaba en el Banco Regional Sureño y jugaba en Olimpo. La experiencia fue bárbara”, dijo el exbasquetbolista, de 70 años.

   “Entrenaba a la mañana, después descansaba, después volvíamos a entrenar. Teníamos un día de descanso.Y viajábamos los viernes, en avión o en tren, según dónde jugaramos. Era profesional profesional. Para mi era impensado”, reconoció en contacto con “La Nueva.”.

Se ganó el puesto como titular.

   “Deportivamente me fue muy bien. No ascendimos por poquito. Nuestro americano se lesionó y se perdió los últimos partidos. Después de esa experiencia tuve la posibildad de seguir en Italia. Me hablaron de Fiorentina y de Venecia, pero yo tenía 31 años y me costaba. Fui más que nada para vivir la experiencia, que fue maravillosa”, recordó.

   “Me ayudó a mejorar como jugador, porque después me volví a Olimpo, hasta que me retiré. Me ayudo a conocer y ver cosas distintas. En esa época jugué contra Bob Morse, ¡tipos a los que veía por televisión!”, concluyó.