Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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“Estamos muy contentos y muy ilusionados con esta primera etapa”

Matías López viajó a Polonia y se realizó exitosamente la primera sesión de trasplante de células madres.
Casi dos años, pasaron del accidente que marcó a fuego la vida de Matías López. Luego de un largo período de incertidumbre, el presente lo ilusiona con encontrar una solución.

Tomás Arribas

tarribas@lanueva.com

Una maniobra, un imprevisto, un accidente y una vida que cambió radicalmente. Aquel domingo 4 de octubre de 2015, en Olavarría, el mundo del Speedway fue sacudido nuevamente. El destino irrumpió y determinó que ya nada fuese igual para el piloto Matías López.

El infortunio, que se inició tras una prendida de la 500cc tripulada por el carhüense y que derivó en un fuerte golpe contra uno de los postes que sostiene la empalizada de la recta principal, le priva hoy a Mati desplazarse con normalidad. Por el contrario, para el Rayito, la silla de ruedas resulta imprescindible.

La voluntad familiar y el agotamiento de recursos le permiten soñar con volver a caminar. Las posibilidades, según los médicos, son reales.

Hace poco más de una semana, Mati fue sometido a la primera sesión de transplante de células madres en la médula espinal; un tratamiento que le practican en Cracovia (Polonia) y que se divide en 5 etapas.

—¿En qué consistió el inicio del tratamiento?

—Me hicieron una punsión en la médula espinal y en esa zona me transplantaron 30 millones de células madres, más un inyectable de sales especiales elaboradas en laboratorio para reforzar esa acción. Duró poco más de 10 minutos y por suerte salió todo bien.

—¿Cuál fue la opinión de los médicos al respecto?

—Los médicos fueron muy optimistas. Según ellos, por la buena respuesta del cuerpo y por haber detectado líquido en las vértebras, a los quince días de realizado el tratamiento habría alguna respuesta del organismo. Eso no quiere decir que ya voy a estar de pie y caminando, pero seguramente haya alguna mejora.

—Siempre y cuando haya rehabilitación...

—Tal cual. Una cosa va de la mano con otra. Los médicos me dijeron que de nada sirve el transplante si no se lo complementa con la rehabilitación. Ahora que mi terapeuta se fue a Buenos Aires, tardamos un poco en retornar a los trabajos porque me obligó a armar el gimnasio en casa. Por eso, el período de respuesta del cuerpo seguro se alargue un poco.

—¿Qué diferencias encontraste con el primer viaje?

—Viajamos mucho más tranquilos y sin tanto miedo, porque fuimos a Polonia con un panorama un poco más claro. Ya teníamos el visto bueno de los médicos y el turno para el tratamiento. Con mi mamá y María Julia, la traductora, estamos muy contentos y muy ilusionados con esta primera etapa.

—Bueno, ¿y ahora? ¿Cómo sigue todo?

—A continuar con la Fisioterapia, la Kinesiología y la Electroestimulación, y a mantener el contacto permanente con los médicos para ir brindando información sobre mi estado y las posibles respuestas de mi cuerpo. Seguramente haya que volver en diciembre para la segunda etapa del tratamiento. Y mientras esperar alguna alguna mejora o respuesta del organismo.