Bahía Blanca | Miércoles, 17 de abril

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Un largo peregrinaje rumbo al título

Aprender de las frustraciones y no bajar los brazos en la búsqueda de un sueño fue lo que anteanoche le permitió a Esteban Mancini consagrarse en el Estival 2015/16. Fue el final de un camino que se inició hace dos temporadas.
Pura emoción, conociendo lo amargo, lo dulce fue aún más dulce para Esteban Mancini, el merecido ganador del Estival 2015/16.

Por Javier Quintero / fquintero@lanueva.com

"No sé cómo, cuándo, ni dónde. Pero si tiene que ser, será en su debido momento. Y será hermoso..."

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Esteban Mancini terminó dos veranos consecutivos con un sensación ambigua en su cabeza. A la felicidad de triunfar en la última final de la temporada y saberse el mejor al cabo de las seis fechas de cierre, se contraponía la lógica frustración de ver a otro colega festejando la obtención del campeonato.

En la 2013/14, cosechó más puntos que Julio César Monteros, el ganador de aquel playoff (112,75 contra 90). Pero el Patito se había despedido de la posibilidad de clasificarse entre los 12 tras verse envuelto en una polémica exclusión en la décima fecha de aquel certamen.

El caso de la temporada pasada fue aún peor. El medanense hizo todos los méritos para pintar el Nº 1, pero se topó con la mejor versión histórica de Claudio Roth. Y la única alternativa que le quedó fue resignarse.

Lo curioso es que las tramposas matemáticas indican que a fin de cuentas, sumó más unidades que el Ruso. Pero claro, el rionegrino realizó una soberbia defensa de las 15 unidades conseguidas por haber triunfado en la fase regular y, tras asegurarse la corona en su serie, destrozó el motor de su unidad durante los festejos.

Sentirse entre los mejores y no poder cristalizarlo en un logro, comenzaba a convertirse en una pesada mochila para Mancini. Por eso, y conociendo lo amargo, lo dulce fue aún más dulce.

El éxtasis tras el segundo lugar en pista en la final de la decimoctava fecha fue absoluto. Luego, la confirmación de su noveno triunfo (Fernando Caputo fue penalizado por haber tirado dos conos) resultó el toque de distinción para una campaña histórica, digna de otros tiempos, cuando la categoría era bastante menos equilibrada que en la actualidad.

El auto amarillo ganó la mitad de las programaciones tanto en la fase regular como en el tramo definitivo.

Cosechó 348 unidades a un promedio de 19,33 por jornada y de no haber sido por el sistema de playoff, hubiera festejado tras la 15º. Su unidad salió a pista en 51 oportunidades y terminó victorioso en 32 (9 series, 2 repechajes, 11 semifinales, 1 prefinal y 9 finales), lo que le brinda un envidiable 62% de eficacia.

De prinicipio a fin, fue el que mejor lectura realizó de las circunstancias. Adaptarse a las condiciones de piso, no sufrir roturas, tener el mejor combo de motor (Patricio Venturino) y chasis (propio), sumado a su tranquilidad arriba del auto explican este sólido rendimiento.

Sin embargo y pese a la supremacía en lo numérico, el suspenso se hizo presente durante las seis jornadas decisivas (debió recuperar el liderato en dos oportunidades) y se extendió hasta una vibrante última carrera.

Pero al final hubo justicia y la multitud presente anteanoche en el Héctor Evaristo Plano se lo reconoció con un cálido aplauso mientras festejaba en el podio móvil.

Bienvenido campeón, el historial del Midget te estaba esperando...