“Esta racha nos invita a soñar”, dijo David Vega tras el 2-0 con Newell's

Redacción de La Nueva.

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Después de hablar para todos los medios posibles, David Vega se dio el gusto de comenzar bromeando para el grabador de “La Nueva.” "Hacía mucho que no era tan codiciado, creo que desde que le hice el gol a Colón sobre la hora".

"Desde la planificación, salió un partido perfecto. Dejamos que se nos vengan para aprovechar a los rapiditos de arriba y lastimarlos. Es un triunfo importante para seguir creciendo", fue su primer análisis.

"Desde la llegada de Diego (Osella), el equipo cambió mucho. Renovó los aires y las ganas de jugadores que no estaban en buen nivel. Además tiene la certeza de que los que estamos un paso por detrás de los titulares, también estamos a la altura. Hoy nos tocó a Marcelo (Herrera) y a mí, y respondimos".

--Salieron con otra actitud en el complemento.

--Esa fue la idea. Diego nos pidió tranquilidad cerca del área de enfrente, la tuvimos y le cerramos los caminos a Newell's. Ganamos un partido importante.

"Sin embargo hay cosas por mejorar y vamos a aprovechar este parate para pulir detalles", agregó.

El "olé olé olé olé, Chori, Chori" que iniciaron los simpatizantes en la tribuna de calle O'Higgins cuando se festejaba el primer gol, volvió a sonar cuando fue reemplazado por Borrego.

"A veces no sé cómo pagarle a la gente tanto cariño. Con el gol, hoy (por ayer), les pude devolver, al menos, un poquito", exclamó.

--¿La quisiste meter ahí?

--Cuando te queda así tratás de darle dirección al arco. Puede salir a donde salió o a los techos de los galpones que están en calle Chile (risas).

--Ya ganaron tres consecutivos... ¿y ahora?

--Hace mucho que estoy acá y a veces cansa pelear por el descenso. Pero convivimos con eso, sabemos cómo se juega con esa presión y soñamos con alcanzar alguna copa.

"Hoy en día, ganar tres partidos seguidos en el fútbol argentino es muy difícil y este presente nos invita a soñar. Vamos a seguir trabajando para cumplir ese anhelo de una buena vez por todas", se ilusionó el volante en el cierre.

Y no es para menos.