Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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“La alegría y el llanto, lo más lindo del triunfo”

El viernes pasado, Kevin Altamirano ganó por primera vez en el Midget. Tras la euforia contó sus sensaciones.
La rapada fue la prenda que cumplió uno de sus mecánicos tras el triunfo. De rebote la ligaron 15 personas más. Entre ellas, el propio Kevin Altamirano.

Por Tomás Arribas / tarribas@lanueva.com

La práctica le resultó más sencilla de lo que preveía la teoría. Por cierto, no fueron muchos los pilotos que superaron prematuramente una asignatura que se aprueba con los años.

En contrapartida, a Kevin Altamirano, triunfar, le resultó menos costoso de lo que indica el libro histórico del Midget.

Rindiéndole honor al apellido, El Flecha tardó 33 competencias en conocer el sabor de la victoria, un hecho que muchos campeones debieron aguardar varios años. Por ejemplo, Daniel (su padre), quien trepó a lo más alto tras 4 temporadas.

"Creo que es más fácil ganar por primera vez hoy que en los tiempos en que se inició mi viejo. La mayoría de los debutantes arranca con un auto de punta y ese fue mi caso", subrayó Kevin.

-Ya pasó una semana del triunfo, ¿pudiste tomar dimensión de ello?

-No sé si tomé la dimensión exacta de lo logrado, pero que seguimos festejando y disfrutando seguro que sí. Eso ayuda a que me vaya cayendo la ficha. Todo esto es nuevo y hay que disfrutarlo.

-No estaba dentro de los objetivos, ¿no?

-No estaba en mis planes ganar tan rápido y menos habiendo largado desde segunda fila. Le apuntaba al podio, de esa manera creo que hubiese terminado el campeonato mucho más arriba de las expectativas. Ahora, habiendo ganado, las pasamos bien por alto.

-¿Y, a raíz de esto, puede aspirarse a más?

-Antes de ganar, el objetivo ya estaba cumplido. Terminar 20º o 22º como venía era más de lo que pretendía. Hoy, por estar 17º, con una carrera ganada, no puedo pedir más.

-¿Cuánto incidió la presencia de tu papá?

-Muchísimo. Cuando terminó la serie yo me quería ir a mi casa, porque el auto no estaba en condiciones. El dijo lo que había que hacerle y el auto pegó un salto.

-¿Cuál fue el momento más especial tras el triunfo?

-Lo mejor fue compartirlo con la gente que me rodea. La alegría y el llanto fue lo más lindo de la victoria. La carrera no dejó de ser una carrera, lo importante fue lo que llegó después, como consecuencia del triunfo.

-De la final en sí, ¿qué recordás?

-No veía la hora de que Andueza saque el cartel de última vuelta. No me iban a pasar, porque yo iba a hacer todo lo que estaba a mi alcance para ganar.