Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Un amparo marca la cancha entre el fútbol amateur y profesional

La Justicia local confirmó que están habilitados para alistarse en un club de Pedro Luro dos jugadores aficionados, pese a la negativa de la entidad dueña del pase, de Mayor Buratovich. Complejo laberinto de intereses.
Según la AFA, son aficionados los que practican fútbol sin percibir remuneración alguna, al margen de los gastos por traslado y vestimenta de juego.

Por Juan Pablo Gorbal / jgorbal@lanueva.com

Es una obviedad que el fútbol mueve intereses. En el plano internacional, a gran escala, pero también en el pago chico. La puja por los pases, los derechos personales y la pasión muchas veces se conjugan en un callejón sin salida, donde los futbolistas pasan a ser presas de un tironeo interminable.

El caso de dos futbolistas de Villarino parece enmarcarse en este complejo laberinto, al punto que necesitó de la intervención judicial.

Y la Cámara en lo Civil y Comercial de Bahía Blanca ratificó días atrás un fallo de primera instancia, que pone el acento en la división entre el amateurismo y el profesionalismo, que debería ser clara aunque no siempre es así en el terreno deportivo.

El arquero Carlos Baltasar Mina y el mediocampista Gustavo Ariel Herrera, jugadores de Fútbol y Tenis Club de Mayor Buratovich, se mudaron a Pedro Luro por razones familiares y laborales y requirieron la libertad de acción para jugar en Fortín Club, aunque se les denegó.

La entidad de Buratovich pretendía una prestación económica por los pases, aunque los futbolistas aclararon que están fichados como amateurs y presentaron una acción de amparo, tras considerar vulnerados los derechos a las libertades individual y de asociación.

En primera instancia, la justicia le dio la razón a los jugadores, Fútbol y Tenis apeló, pidió la nulidad, pero los camaristas Peralta Mariscal, Pilotti y Castagno ratificaron la decisión.

Al tratarse de jugadores de la Liga Rionegrina, tuvieron en cuenta el estatuto respectivo y, si bien entre los artículos 105 y 115 prevé que un club tiene la facultad de negar una transferencia, esta acción no puede ser ejercida de manera abusiva o arbitraria.

“La entrega del pase por parte del club es potestativa, pero su ejercicio deviene abusivo y arbitrario cuando carece de fundamento, afectando las garantías constitucionales de no obligar a hacer lo que la ley no prohibe y la de que nadie puede obligar a otro a pertenecer a una asociación”, explicó la Cámara.

En el mismo sentido, refrescó la postura de la Suprema Corte al respecto: “La negativa al egreso de un deportista amateur de una entidad cuando no existe compromiso o contrato que lo obligue a permanecer en ella constituye un ejercicio irrazonable de la potestad de reglamentar este aspecto del fenómeno asociativo”.

Los camaristas aclararon que el reclamo económico no puede obstaculizar la intención de los jugadores, sin perjuicio de que la entidad que se siente afectada pueda solicitar la compensación por otra vía.