Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Cristian Zapata está hecho a la medida de los Olimpia de Plata

El bochófilo bahiense ganó la estatuilla por segundo año consecutivo. Esta vez se premió su reciente consagración como campeón en tiro de precisión en el Mundial de Zerbín.

Siguiendo las implícitas huellas de un sueño noble como pocos, el bahiense Cristian Zapata recorrió miles de kilómetros, guiado por la irresistible fuerza del amor. En su ciudad natal, Bahía Blanca, luego de años y años de remar contra la corriente, consiguió el máximo galardón que se le puede otorgar a un deportista: campeón mundial en tiro de precisión, modalidad zerbín.

Su vida, de repente, encontró incentivos. Lleno de cálidos cariños, se abrazó con cuanto ser le extendió los brazos, varios de ellos con la marca de la amistad sellada desde su propia infancia. Entre lágrimas y emociones “El Enano” devolvió cada gesto, como anticipándose al esperado desenlace. El gesto mayor llegó con el reconocimiento, por segundo año consecutivo, del Círculo de Periodistas Deportivos de Buenos Aires.

“Ganar otra vez el Olimpia de Plata es maravilloso. Todos los premios tienen un gran valor, al menos para mí. Pero estar rodeado de los monstruos del deporte argentino te genera una sensación extraña, de felicidad y nerviosismo a la vez. No lo podés creer”, dijo Zapata, quien concurrió al escenario de la Sociedad Rural acompañado por su amigo de la infancia, Rodrigo Catini.

“Tenía miedo; sabía de la calidad de jugadores con quienes competía. Además de Nico Pretto estaban Natalia Limardo María Maíz, quienes obtuvieron medallas mundialistas. Estaba más nervioso que en 2012”, señaló.

Cristian parece ser el amuleto de la suerte para los ganadores de oro. El año pasado se sentó con Maravilla Martínez y esta vez le tocó en suerte estar al lado del Chino Maidana.

“Le doy suerte, ja ja... Son dos fenómenos y merecidos ganadores del Olimpia de Oro. Además tienen humildad. Eso sí, aproveché para sacarme fotos con varios deportistas”, remarcó.

--¿Qué vas a hacer con las estatuillas?

--Tengo que construir un mini museo (risas). Guardo camisetas, fotos, copas, trofeos y los dos Olimpia. Sinceramente estoy feliz de haber cosechado tantos premios. Pero lo más importante, en las bochas, son las amistades.

--¿Haber salido campeón del mundo te sirvió para conseguir trabajo?

--Ja, ja... Seguramente. Ahora soy empleado municipal en Chaco.

--¿Seguís los pasos de tu papá?

--Uff... Roque es un grande, sigo los pasos de él. Y no quiero olvidarme de mamá Mirta, a quien extraño horrores a la distancia. La familia siempre está presente.