Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Los brotes que tal vez no alcancen

Los brotes que tal vez no alcancen. Crónicas de la república La Nueva. Bahía Blanca

La incipiente reactivación económica que se ha registrado en los últimos días, o la aparición por fin de algunos brotes verdes, podrían no alcanzarle al Gobierno para mejorar sus chances en las primarias del próximo domingo, aunque está por verse lo que sucederá en las generales de octubre.

Al menos no le alcanzaría para torcer un destino que parece marcado en la provincia de Buenos Aires, donde las encuestas no le auguran un tránsito fácil, y hasta las propias estimaciones del Gobierno reconocen que Cristina Fernández puede estar uno o dos puntos arriba de Esteban Bullrich, o viceversa, en un claro escenario de empate técnico. Lo cual no es poco y alimenta a los detractores que se regodean con un latiguillo: algo debe haber hecho mal Macri para que Cristina siga vivita y coleando.

Saben que el cambio de ropaje de la doctora, en todo caso su enervante (para el Gobierno) silencio durante el tramo final de la campaña, también pueden augurar una victoria de la expresidenta aunque no por los siete u ocho puntos de diferencias que muestran las encuestas que encarga Oscar Parrilli a sus consultores amigos.

En el Gobierno nunca pierden el optimismo y aunque reniegan por aquel rol que asumió su principal rival en las PASO bonaerenses, que hasta le habría acercado un par de puntos más allá del voto fanático que ya la acompaña, creen que esa incipiente reactivación que ha comenzado a notarse podría igualmente servir.

¿Para qué? Los voceros tienen la respuesta: "La gente puede ver efectivamente antes de las elecciones que el país mejor que prometimos empieza a vislumbrarse". Y que aunque la mejora en los bolsillos de los que más han sufrido las políticas de este año y medio de gestión macrista no lo puedan palpar ahora mismo, todos aquellos datos en conjunto les pueden hacer ver que -aunque con retardo, con errores no forzados y de los otros, tarifazos, promesas de plazos la mayoría incumplidas- esta vez se demostraría con datos oficiales en la mano que el Gobierno va por el buen camino.

Al revés de lo que sucedería en Buenos Aires, donde la suerte parece estar echada a manos de una victoria/derrota ajustada, en el Gobierno elevan la mirada hacia octubre y creen que el repunte de una cuantas variables importantes de la economía seguramente va a consolidar la victoria nacional de Cambiemos. Que es, por estas horas, a lo que el Gobierno cada vez disimula menos que le apunta.

Como si cierta dosis de resignación se hubiese apoderado de los estrategas, en la medida en que el voto duro kirchnerista no ha menguado y por el contrario parece fortalecido, mientras también se detecta la aparición en la escena de un sesgo en el discurso de Sergio Massa que podría estar dándole algún resultado. Y que busca capturar al electorado que si bien jamás votaría a Cristina si eso implica abrirle la chance a un regreso al pasado, podría abandonar al oficialismo de Cambiemos para irse con la lista del tigrense en clara demostración de descontento.

O, por qué no, de aquel "voto castigo" que siempre aparece en las elecciones de medio tiempo donde no está en juego la gestión. Nada de eso está escrito. Como en el fútbol, los partidos hay que jugarlos.

Otra vez pesaría, cuando no, el rol de Jaime Durán Barba en la línea discursiva del oficialismo. El ecuatoriano, que elabora las estrategias pero que nunca avanza si no tiene el visto bueno de Marcos Peña y del propio Macri, dice en su último paper que la gente capta o captará la reactivación de la industria, el record de solicitudes de préstamos hipotecarios, el aumento de la recaudación, la recuperación por primera vez en muchos años del poder adquisitivo de los salarios del sector privado, el crecimiento en la venta de automóviles cero kilometro o la suba en los indicadores de la industria automotriz y de la construcción, como el empinamiento de la firma de contratos de venta de departamentos.

Claro, no son datos que tengan que ver con las urgencias de los sectores mas postergados, a los que el Gobierno se dirige una y otra vez para reconocerles el esfuerzo y pedirles un poco mas de paciencia. El consultor insiste que tal vez ese entusiasmo no se vea en agosto, pero que "explotará" en octubre.

Con pesar en algunos despachos del Gobierno se lamentan de que los brotes verdes o los síntomas de reactivación no hayan aparecido un trimestre antes. O que, como machaca ahora Elisa Carrió a los oídos de Macri y Peña, no hayan enfatizado desde el arranque que recibieron un país quebrado y desquiciado por los cuatro costados.

Pero no son estas horas para derramar lagrimas por lo que se debió hacer y no se hizo. Lilita, premonitoria, dice que "Cristina no ganará en octubre". ¿Da por perdida las PASO?

Un argumento de campaña sobre el que machacará el oficialismo en la semana que resta sea tal vez lo mejor que tiene a mano ahora mismo para contrarrestar aquel faltante: se trata del peligro que corría la Argentina de convertirse en Venezuela si Cristina "ganaba" (formulismo aparte de la dupla Scioli-Zannini) en 2015. Se van a esmerar para tratar de que la gente comprenda que ese peligro todavía está latente en la medida en que está latente la amenaza de un regreso de ella. Más allá de que, según dice Rogelio Frigerio, fuera de La Matanza el 90 % de la gente no quiere saber nada mas con el pasado.

Habrá que verlo.