Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Candidaturas: hora de definiciones

Candidaturas: hora de definiciones. Crónicas de la república La Nueva. Bahía Blanca

La expectativa no es patrimonio exclusivo de Cambiemos, pero lo cierto es que en la coalición que llevó a Mauricio Macri a la Casa Rosada cunde la preocupación y hay más dudas que certezas respecto de un tema que en materia de plazos ya ha comenzado a correr: quiénes serán los candidatos en las elecciones de octubre.

No hay que escarbar demasiado para saber que el eje central de esas tribulaciones se centra en dos distritos claves como la provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma. No es que el macrismo y sus socios políticos tengan todo abrochado en el resto de las provincias, como por caso en enclaves importantes como Córdoba y Santa Fe, pero la atención particular en esos dos bastiones se basan en razones de peso: en territorio bonaerense se librará -una vez más- la madre de todas las batallas, y en el distrito porteño podría estar en juego la mismísima jefatura de gobierno que es patrimonio del Pro desde que Macri decidió dedicarse a la política. Nada más ni nada menos.

Por encima de todas esas cuestiones teñidas de especulaciones y estrategias siempre orientadas a presentar el mejor plantel con el que asegurarse una victoria en las elecciones de medio tiempo, clave para garantizar la continuidad de Cambiemos en general y del propio Macri en particular, aparece nuevamente la figura de Elisa Carrió.

La diputada, que entre paladas de cal y arena en los últimos tiempos le ha generado más sinsabores que alegrías a sus socios macristas y radicales, debería reunirse en las próximas horas con el presidente. De allí saldrá, si ella es fiel a la impronta que decidió darle a su posible candidatura en alguno de los dos distritos, e incluso a su decisión de no ser candidata y preservarse, una decisión final. Lilita y Macri habían acordado reunirse a solas después de Semana Santa para tomar una determinación.

Esa fecha ha sido superada y en el gobierno, como en algunos despachos de Cambiemos en el Congreso, esperan que el tan vital encuentro se concrete a la brevedad, tal vez durante un cena a solas en Olivos.

Una primera aproximación permite concederle a la líder de la Coalición Cívica su habilidad para guardar un secreto. Hoy nadie en el gobierno, ni en general en la coalición gobernante, sabe si ella será candidata en la provincia, en la ciudad o si se quedará en su casa. Así de tajante. ¿Lo sabe Macri, siquiera lo intuye? Un estrecho colaborador parlamentario de Lilita cree que no. Y completa con una confesión: "No tengo idea si va a ser candidata, dónde será candidata, o si resolverá no presentarse".

La biblioteca está repartida en esta saga repleta de intrigas. Tanto, que en la misma provincia hay quienes aseguran que María Eugenia Vidal quiere que Carrió sea candidata por Buenos Aires, porque garantizaría un triunfo ante una posible candidatura de Cristina Fernández, sin contar que allí puedan terminar compitiendo otros actores como Sergio Massa o Florencio Randazzo. Y hasta Daniel Scioli, que ni confirma ni descarta al parecer a la espera de "una señal" que le llegaría desde El Calafate.

Otros en cambio juran que la gobernadora no ve con buenos ojos esa candidatura de Lilita en sus dominios, y que se lo habría dicho al propio Macri en uno de aquellos almuerzos que ambos compartieron con Horacio Rodríguez Larreta. Tal vez temería, aunque nadie confirmaría semejante presunción en público, que a la corta o a la larga la convivencia con Carrió termine en complicaciones o disputas de poder.

Están por su lado los integrantes del ala más política de Pro que creen a toda costa que Carrió debe ser candidata en Capital. Es la fórmula que impulsa Rodríguez Larreta para evitar que una candidatura en octubre del exembajador Martín Lousteau termine por convertirse en una enorme piedra en el zapato para su permanencia al frente de la jefatura de gobierno más allá de 2019.

Más si la decisión del presidente de cerrarle la puerta de Cambiemos al joven economista y tal vez forzarlo a una candidatura por afuera a través de su sello, ECO, no sea un pelotazo en contra que arrastre detrás de Lousteau a buena parte del radicalismo porteño que, para más datos, ya lo tentó apenas aterrizó de Washington. De allí que esa preocupación sobre la estabilidad misma de la hegemonía del Pro en territorio porteño si Lousteau se presenta y sale catapultado hacia su segundo intento por hacerse del gobierno dentro de dos años, no sea de ningún modo ociosa ni aventurada. Tercia en ese berenjenal el gurú Durán Barba, que otra vez manda "todo amarillo". ¿Lo es Carrió?

Los plazos han comenzado a correr. Este viernes se lanzó la cuenta regresiva hacia el 14 de junio, cuando los partidos deberán solicitar el reconocimiento de alianzas y confederaciones con las que competirán. Antes que eso, el 25 de este mes, dato clave si los hay en el armado de Cambiemos, Carrió deberá decidir si mantiene su domicilio en Capital o si lo cambia a la provincia, ya que ahora reside en Capilla del Señor. Ese solo procedimiento burocrático debería ser suficiente certeza sobre su destino, si es que ella misma no decide hacerlo público antes. Tal vez esta misma semana la incógnita quede develada.