Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Movidas políticas simultáneas de Macri

Con una serie de movidas casi simultáneas el gobierno de Mauricio Macri avanzó significativamente en el frente interno. Consolidada la ruptura en el peronismo, comenzó una suerte de preludio parlamentario para recibir los pliegos de Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz e intentar instalar otros proyectos ligados especialmente al caso de los holdouts. También se inició el contacto directo de acuerdo con las tres CGT y el inicio de la Agencia de Inversiones.

Cada movida tiene causas y efectos, que no precisamente son inmediatos. Caso por caso. La secuencia de jugadas de carácter político tuvo un antecedente clave, el cierre de un acuerdo con el titular del bloque de senadores del Frente para la Victoria-PJ, Miguel Pichetto. Se alcanzó en el encuentro que mantuvieron el jefe del Gabinete, Marcos Peña, acompañado, lógicamente, por la vicepresidenta Gabriel Michetti con todos los jefes de bloques pero con la seguridad de tener el sí del rionegrino y sus 42 legisladores.

Como sucede en estos casos, fue indispensable pagar un precio por la “buena voluntad” del peronismo y por lo cual, a cambio del respaldo de Pichetto, el Gobierno se comprometió a garantizar fondos para las provincias, que deberían comenzar a tomar forma en la reunión que se ha previsto para la semana que viene en la Rosada con todos los mandatarios provinciales.

Pero además no faltaron en los contactos con el rionegrino señales de acompañamiento “amistoso”. Una verdadera vuelta de tuerca respecto de los tiempos del kirchnerismo. Pero no todo fue con brillos. Diez senadores de esas filas K, tal vez acicateados por el mismísimo Carlos Zannini, pretendieron no dar el quórum para las Extraordinarias e insinuaron que se irían del bloque.

Algo que sólo quedó en una tibia amenaza para no seguir los pasos de los diputados como Diego Bossio, entre otros y hacerle un gran favor, otra vez, a Macri. Así quedó sellado el quórum una victoria de Cambiemos y su estrategia de gestión.

Luego la foto política tuvo otros invitados y provocó un impacto. Porque el presidente se reunión con los jefes sindicales. Hugo Moyano, Luis Barrionuevo, Juan Carlos Schmid, Gerardo Martínez, Gerónimo Venegas, Antonio Caló y Armando Cavallieri compartieron mesa con Macri, Peña y Jorge Triaca.

Hubo cuatro puntos clave que se abordaron. La seguridad de que en marzo habrá rebajas en Ganancias, se va a discriminar el IVA , se modificarán las asignaciones familiares y, fundamentalmente, un acuerdo para que los casi $ 27.000 millones del Fondo Solidaridad Social los distribuya el sindicalismo organizado. En rigor, el delicado caso de las obras sociales gremiales.

Sin lugar a dudas, un dirigente que jugó un papel relevante en todos los acuerdos Gobierno-CGT fue José Luis Lingeri, secretario general de Obras Sanitarias y negociador principal. Durante casi todo enero se reunió con Triaca y el jefe de la AFIP, Alberto Abad para conversar en forma sostenida sobre el tema obras sociales dentro del paquete de medidas que se evaluaron con la cúpula sindical. Y hubo un acuerdo que finalmente (en forma previa a la reunión en la Rosada) compartieron Moyano, Caló y Barrionuevo.

El primero de esos dirigentes quiso capitalizar políticamente el entendimiento cuando se reunió con Macri en Olivos. Por ese motivo, Lingeri desde Ginebra, donde participaba de un encuentro de la OIT, se ocupó de llamar al periodismo para detallar el origen de ese compromiso y su protagonismo. Según detalló el de Obras Sanitarias, el acuerdo debía ser secreto y desconfió de los pasos que el camionero podría dar luego de la cumbre a solas con el presidente.

El caso de las obras sociales había sido resuelto a pedir de los gremios. Por eso no extrañó que Macri y su ministro de Salud, Jorge Lemus decidieran designar al frente de la Superintendencia de Servicios de Salud a Luis Scervino, hombre de Lingeri. Macri entonces, entregó esa caja a cambio de paz social y moderación en las paritarias. Las pruebas así lo demostraron.  

Una tercera movida fue la puesta en marcha de todo el sistema de captación de negocios y capitales a través de una Agencia Nacional de Promoción de Inversiones y Comercio Internacional. Según los ministros Susana Malcorra y Francisco Cabrera, una forma de insertar de una buena vez a la Argentina en los mercados del mundo.

Pero tal vez lo más significativo tenga que ver con los trascendidos en la Rosada respecto a un “paper” que le hicieron llegar tanto de la Cancillería como de la cartera de la Producción al Presidente, en el que, según trascendió, para el segundo semestre del año se espera una inversión aproximada a los 20 mil millones de dólares.

Con toda seguridad, en las conversaciones de lo que se llama la “Mesa Chica” de Macri, a la que se sientan parte del equipo económico y otros ministros, las perspectivas de contar en los últimos meses de 2016 con ese cúmulo de inversiones y con la tarea de “limpieza y puesta en caja” de subsidios, tarifas y excesos (incluido el pago del costo político de esas correcciones) despertaron en la Rosada un optimismo a futuro.

Es cierto que luego de Davos, los roles del comercio exterior no quedaron únicamente en el área de Cabrera sino que se distribuyeron también en la Cancillería, convertida según Malcorra “en el canal de distribución”, y también de gestión. Producción se hizo cargo de todo lo administrativo de los negocios que devengan de aquella tarea.

El director de la Agencia será Juan Procaccini, un ingeniero industrial que se desempeñó en empresas multinacionales, consultoras y fondos de inversión. Curiosamente, el flamante funcionario, es un hombre de extrema confianza del secretario del Gabinete, Mario Quintana. Ambos provienen del fondo “Pegasus”. Y para no dejar ningún cabo suelto, Quintana es hombre de Marcos Peña.