Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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El peronismo disidente quiere imponer a Daniel Scioli para 2015

Días con reuniones y encuestas. Mañana, un encuentro clave en Mendoza. Las PASO, en el ojo de la tormenta. Las diferencias con La Cámpora. Los planes que tiene Cristina. Un asado en la Quinta de Olivos.
La candidatura del gobernador bonaerense será el tema principal de la cumbre pejotista.

Por Eugenio Paillet / elpais@lanueva.com

Han existido en las últimas semanas y días más reuniones que las que pudiera albergar toda una página de la sección Política de cualquier matutino. Mañana en Mendoza puede ocurrir que el colofón de esos encuentros, y a veces cuchicheos a las sombras del poder todavía dominante de Cistina Fernández, empiece a salir a la luz.

Ahora mismo hay indicios reveladores que bien pueden alumbrar un primer título: el peronismo puro quiere a Daniel Scioli de candidato a presidente en las elecciones de octubre del año que viene.

Y tanto lo quiere, alertados todos por la posibilidad más que cierta que arrojan todas las encuestas sobre una inexorable derrota del oficialismo en una segunda vuelta electoral (a manos de Mauricio Macri, la gran amenaza, o de Sergio Massa, una chance bastante más atenuada con aquellos datos en la mano), que hasta planean eliminar las PASO para presidente de manera de apoyar todos a un solo candidato: el gobernador bonaerense.

Jorge Capitanich ya salió a petardear de manera rajante esa alquimia incipiente. Y mandó el mensaje encomendado: en las internas "van a jugar todos los que quieran presentarse". Léase Randazzo, Urribarri, Domínguez, Fernández, Urtubey, y algún tapado de las carpas cristinistas más recalcitrantes.

La reunión a la que ha convocado mañana en la capital cuyana el gobernador Francisco "Paco" Pérez no es apta para kirchneristas. A punto tal que ni Capitanich fue invitado. Aunque ya hay registros de otros intentos de cortarle el rostro el oficialismo que fueron sonoros: aquella vez que Carlos Zannini se presentó por las suyas a una reunión de peronistas a la que no había sido convocado, y terminó siendo el dueño del micrófono en nombre de la doctora.

Es probable que en ese encuentro del peronismo puro arroje las primeras novedades de aquella estrategia para encumbrar a Scioli que se ha venido tejiendo durante todo este tiempo. Una movida de la que participaron y participan gobernadores, intendentes, caciques del conurbano, jefes territoriales y dirigentes sindicales de las centrales obreras que todavía se mantienen fieles a la Casa Rosada.

Surgen a la vista dos claros gestos: el primero, y más notorio, es que el peronismo empieza a buscar otro líder en la medida en que su actual conductor(a) tiene fecha de salida. Nada nuevo bajo el sol, diría el jefe de Gabinete. El segundo es que aquel peronismo que permaneció de rodillas durante tanto tiempo, y hasta se mimetizó en cargos oficiales a la espera del paso del tiempo, sale a la luz con su propio plan, que no tiene demasiado que ver con lo que, por su lado, planean la doctora y sus coroneles de La Cámpora: dejar el gobierno pero no el poder.

Confrontan en este PJ ahora agazapado y el núcleo duro rodeado de fanáticos del cristinismo, planes que más tempano que tarde pueden provocar algunas escaramuzas, sin llegar a la guerra: el peronismo englobado en aquellos actores quiere unirse detrás de Scioli y de ese modo garantizar supervivencia más allá de 2015 a gobernadores, intendentes y barones del conurbano, que son los que aportan votos.

Muchos más, desde ya, que el 20/22% que, se dice, retienen la doctora y sus seguidores incondicionales. La Casa Rosada por el contrario tiene otros planes: sin un candidato propio capaz de levantar el amperímetro, después del pobre intento de tiempo atrás de "vender" a Kicillof como candidato, a la doctora no le quedaría más remedio que bendecir a Scioli.

Pero sin nada para repartir: la presidenta nombraría al candidato a vicepresidente, le armaría al gobernador la lista de candidatos a diputados y tendría voz y voto en el armado de listas del resto del país. Y como bien dijo Jorge Asis en acertada síntesis de lo que pretenden, le nombrarían a Scioli hasta la secretaria privada.

El peronismo disidente, lo que no es poco, va ahora en busca de torcer ese destino. "Cualquier escenario que se plantee nos dice que tenemos que hacer de las primarias la primera vuelta y de las elecciones de octubre la segunda, y para eso tenemos que unirnos detrás de Scioli para ganar en primer vuelta", le escucharon decir a Hugo Curto noches pasadas en ronda de caciques bonaerenses.

No es casual esa definición en el marco de las mencionadas múltiples reuniones a la luz o en las sombras que han ocurrido. Fue después de aquel asado al que Máximo Kirchner invitó en Olivos a cuatro intendentes poderosos, entre los que estaba Curto, para pedirles que apoyen la formula Scioli-Kicillof, que encierra la trampa no escrita ni revelada esa noche: de ahí para abajo todo saldrá de la lapicera de la doctora.

No hubo rebelión esa noche pero tampoco se contó toda la verdad: por ejemplo, que uno de los intendentes convidados frenó en seco esa propuesta para estupor del hijo presidencial: dijo el hombre que jamás apoyarán esa fórmula porque el ministro de Economía "es claramente un piantavotos". Ahí apareció casualmente Cristina Fernández "a saludar", acompañada de Axel. El aire, cuentan, se cortaba con un cuchillo.

Ese mismo aire dominará desde ahora esa pugna entre un peronismo tradicional que ha empezado a obrar según el manual, y un gobierno que podría estar perdiendo pode de fuego, pese al eterno relato y la parafernalia de superficie.