Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Leo Sbaraglia, en un nuevo desafío actoral

El actor habló sobre su personaje en la serie de HBO. También se refirió a la “hipnosis” a la que todos estamos sometidos en la sociedad y la situación del cine nacional.
El actor argentino se mostró muy entusiasmado con este último proyecto de HBO que integra a varios países americanos.

Leonardo Sbaraglia protagoniza en HBO la segunda temporada de “El hipnotizador”, inspirada en la historieta homónima escrita por Pablo de Santis -que también adaptó el guión de la serie- y dibujada por Juan Sáenz Valiente.

La serie cuenta con tres directores brasileños y un elenco de las tres nacionalidades entre los que destacan Sbaraglia, Carla Quevedo, Daniel Hendler, Fernando Alves Pinto, Mayana Neiva, Darío Grandinetti y Luís Machín.

En la serie, Leonardo Sbaraglia es nuevamente el hipnotizador Natalio Arenas, quien tras librarse del encantamiento que no le permitía dormir en la primera temporada y recuperar parte de su historia, decide escapar en barco con la firme decisión de no volver a practicar su “arte”, aunque el pasado insiste en perseguirlo y pasará poco tiempo hasta que tenga que volver a usar sus técnicas para desenterrar los secretos del pueblo.

Con mate y termo adheridos a sus manos y con un talante mucho más animado que el del apesadumbrado y ojeroso Arenas, Leonardo Sbaraglia conversó acerca de los desafíos que se le presentaron al interpretar este curioso personaje, la “hipnosis” a la que todos estamos sometidos en la sociedad y su preocupación sobre la situación del cine nacional.

-La hipnosis, el encantamiento como mediación con la realidad aparece como inevitable.

-Es un tema muy interesante, porque como sociedad, como seres humanos estamos absolutamente determinados por lo social, por lo que leemos, por con quién conversamos. Muchas veces esa cultura que integramos determina nuestra manera de pensar, de sentir, de movernos, las decisiones que tomamos. La pregunta es hasta qué punto no estamos hipnotizados, hasta qué punto somos libres.

-¿Quién o quiénes ocuparían el lugar del hipnotizador en nuestra realidad?

-Son muchos. Los lugares de poder, desde los gobernantes, todos los medios sin importar el lugar desde el que se paren, los dueños de nuestros trabajos, nuestros jefes hasta cosas más novedosas como las redes sociales, que producen realidades virtuales que terminan siendo parte fundamental de cómo somos afectados en nuestros sentimientos. Pienso en “Brazil”, “Matrix” o “1984”, de gente que está tomada y presa por un sistema, una realidad que nos aleja de nuestra propia realidad. ¿Hasta qué punto nos quieren hacer creer una historieta para que dejemos de ver una gran cantidad de gente que se muere de hambre o un mundo que es completamente desigual?

--¿Cómo es la experiencia de trabajar con este elenco multinacional y en particular con un guión en el que con mucha naturalidad unos hablan en español y otros en portugués?

-- Es muy interesante, estimulante y atractivo poder trabajar con actores uruguayos y brasileños, con directores brasileños y que entre todos intentemos entendernos. El tema del lenguaje es lo menos importante, me parece que las diferencias quizás aparecen en otro tipo de cosas, en otro tipo de comunicación. Uruguay prácticamente no tiene ficción y de repente hay actores maravillosos que no tienen casi posibilidad si no es a través del teatro de llevar adelante nada, de aprender del trabajo de una película o una serie.

-- ¿Y nuestro cine? ¿Cómo ves la situación actual del cine nacional?

--La industria está muy preocupada por el posible cambio de ley que desfinanciaría a las producciones de cine más independientes que no tienen una productora o que no tienen la posibilidad de financiamiento privado. De hecho hay muchas películas que se están cayendo, es preocupante.

Si hay más o menos mercado para ese tipo de películas es una discusión que hay que tener, pero con los distribuidores y los exhibidores que también monopolizan.

Su ley es el mercado, pero el Estado se tiene que hacerse cargo de defender una cultura, nuestro cine y la diversidad de nuestro cine; las películas argentinas prácticamente no tienen espacio para poder estar en las salas y el espectador muchas veces no se entera de que están”.