Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

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Vuelve el payaso Pennywise a hacer realidad tus pesadillas

El director argentino Andy Muschietti repite con el estreno de “IT” el éxito en la taquilla mundial que obtuvo en 2013 con “Mamá”. Terror para los fanáticos del género.
Vuelve el payaso Pennywise a hacer realidad tus pesadillas. Aplausos. La Nueva. Bahía Blanca

El uso del miedo como herramienta de división y dominación, una estrategia cada vez más obscena que surge desde las más altas esferas del poder mundial, es uno de los principales subtextos políticos que el cineasta argentino Andrés Muschietti desarrolla en IT, versión personal de la novela homónima de Stephen King que llegó a las salas locales tras convertirse en éxito de taquilla en los Estados Unidos.

Rodada con un presupuesto de 35 millones de dólares en Hollywood, IT se convirtió en el mejor debut de un filme de terror de la historia de Estados Unidos, alcanzando una recaudación de 117 millones de dólares en la primera semana, cifra que se extendió a 218 millones al viernes pasado.

En la película, el máximo exponente de la manipulación de la voluntad humana a través del temor es el payaso Pennywise, que como si se tratara de un psicópata paranormal viene provocando muertes en un pequeño y antiguo pueblo estadounidense desde su fundación, y ahora acosa a un grupo de adolescentes marginados, alimentándose justamente del miedo que les provoca con sus apariciones siniestras.

“Lo que tiene de relevante esta película es que es una especie de metáfora de lo que está ocurriendo hoy en día a nivel mundial, donde hay un monstruo poderoso que utiliza el miedo como herramienta para dividir y dominar, cada vez de forma más evidente. Nunca fue tan claro y obsceno como hasta ahora”, afirmó Muschietti, en clara referencia al terror profundo “que viene de los gobiernos, las corporaciones y los medios”.

Para el cineasta argentino, que se hizo conocido en Hollywood gracias al éxito de Mamá, su primer largometraje de terror sobrenatural, y ya empezó a preparar la segunda parte de IT, “desde hace mucho tiempo vivimos en una cultura del miedo orquestado. El miedo calculado e interesado es algo que sucede desde hace siglos en nuestra sociedad”.

“Los niños perdedores de la película son representaciones de las minorías sociales, son víctimas permanentes de la desigualdad y la opresión. Todos están oprimidos por el mismo monstruo que intenta dividirlos para comérselos. Pero encuentran la fuerza en la unión. Y eso es una parábola de lo que está sucediendo ahora y un mensaje de fortaleza y de unión frente al miedo”, subrayó Muschietti.

El director recordó que, cuando escribió su aterradora novela sobre estos niños que deben vencer sus miedos y abandonar la inocencia de la infancia para pasar a la adultez, “Stephen King tampoco lo hizo por accidente. Era la época en que estaba Ronald Reagan en el poder. Sin embargo, si bien en aquel momento se hacía con sutileza, actualmente el ejercicio del miedo desde el poder es mucho más obsceno”.

Para abordar la adaptación de la obra de King, Muschietti se olvidó de la miniserie televisiva homónima dirigida en 1990 por Tommy Lee Wallace, a la que considera “un producto televisivo con todas las limitaciones de una serie para todo público”, y se volcó a recobrar las profundas emociones que había sentido a los 14 años, cuando leyó la novela y quedó totalmente identificado con los niños protagonistas.

“Lo más fuerte para mí fue la parte emocional, las relaciones entre los niños, la historia de amor y de amistad, porque era algo que me estaba pasando a mí. Es una época en que las cosas las vivís a flor de piel, los sentimientos, la adolescencia y el paso a la adultez. El fin de la infancia y el fin de la inocencia. Todo lo que viene después es un fuerza antagónica que se quiere comer lo que te queda de la infancia”, recordó.

“Me siento muy cómodo trabajando en Hollywood, obviamente me gustaría hacer películas más personales, pero en el sentido de que me gustaría volver a escribir mis propias historias. Para mí el cine tiene que tener entretenimiento. No hay nada peor que aburrir al público. Tenés que estimular desde distintos puntos, involucrar emocionalmente y hacer sentir cosas, pero creo que hay que aprender a hacerlo con sutileza”.