Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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La Biblioteca Nacional incorporó 17.000 libros que fueron de Bioy Casares, Ocampo y Borges

Ocurrió durante una ceremonia encabezada por su director, Alberto Manguel, y el ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto.
Fotos: Perfil y Télam

   La biblioteca de Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo, que también perteneció a Jorge Luis Borges, con un total de 17.000 ejemplares, fue donada hoy a la Biblioteca Nacional, durante una ceremonia encabezada por su director, Alberto Manguel, y el ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto.

   Del acto celebrado en el tercer piso del emblemático edificio, participaron además el albacea de esa biblioteca privada, Ernesto Montequín, y los investigadores Laura Rosato y Germán Álvarez.

   El 17 de febrero pasado se llevó a cabo la firma de una "Carta de intención" entre compradores y vendedores de la biblioteca de Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo: se trata de 10 lotes de 33 cajas cada uno, con un total de 17.000 ejemplares, donde confluyen las bibliotecas de Adolfo Bioy Domecq y Martha Casares Lynch, la del matrimonio de Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo, y la de Jorge Luis Borges.

   La donación contiene algunas joyas de la literatura universal como la obra completa de Sir Thomas Browne; La rama dorada, de James George Frazer; todos los folletos de la vanguardia surrealista traídos directamente de Francia por Silvina Ocampo, así como primeras ediciones de la obra de Bioy Casares y de Jorge Luis Borges, notas, manuscritos y revistas, entre muchas piezas de gran valor.

   Los compradores finales de la biblioteca Bioy Casares-Ocampo fueron Eduardo Escasany y Banco Galicia; Ricardo Torres y Sandra Sakai; Anna Gancia; Fundación Bunge y Born; Marcela Zinn; la Fundación Páremai Fractal; Alejandro Stengel y María Cecilia Bullrich; y la Fundación del Banco de la Nación Argentina. El precio pagado por el lote de libros, según los representantes del Banco Galicia, fue de unos 400.000 dólares.

   "Queremos que la Biblioteca Nacional sea la principal fábrica de lectores de nuestro país. Esta biblioteca de Bioy, de Silvina, y que tiene el bonus track de Borges, es un paso enorme en esa dirección. Como todos ustedes, tengo mucha curiosidad por lo que podamos encontrar ahí", sostuvo Avelluto en la conferencia realizada en Sala Juan L. Ortiz de Biblioteca Nacional.

   Y agregó: "Pertenezco a esa clase de personas que cuando llegan a una casa empiezan a revisar los anaqueles para saber quién es el dueño de casa, qué ha leído, de dónde vienen sus gustos. Imaginen hacer eso con 17.000 volúmenes de estos genios literarios".

   Manguel, por su parte, contó que "fue muy emocionante volver a ver esos libros que había visto en la casa de Bioy y Silvina, cuando Borges me llevaba a unas cenas que eran bastantes malas, pero no importaba porque ahí estaban los libros. Verlos a punto de resucitar en esas cajas fue para mí un momento muy emocionante".

   Por su parte, Álvarez remarcó que "como trabajador de la Biblioteca nacional, se siente la satisfacción de la tarea realizada" y que "de aquí en más queda mucho por hacer: las generaciones futuras disfrutarán de esta biblioteca".

   Para Álvarez, "es la última gran biblioteca de autores, una biblioteca río donde confluyen muchas: la de los padres de Bioy, la de Bioy Casares, la de Silvina Ocampo, y nada más ni nada menos que la de Borges".

   Montequin en tanto, albacea de esa biblioteca privada, afirmó que "es única, casi una superposición de bibliotecas. Hay un fondo que representa a la Generación del 80: la sociedad liberal, laica y progresista, con mucha admiración por las Luces, Francia e Inglaterra. Luego se suma la biblioteca de Silvina, la de Bioy y la de Borges. Es algo único e irrepetible".

   Su valor está en que puede leerse como "un gran laboratorio de trabajo: los libros tienen vida, no son solo leídos, sino vividos. El valor es la investigación, lo que se puede aprender de tres de los mayores escritores de la lengua española", sostuvo el albacea.

   En tanto apuntó que "no solo vamos a poder reconstruir qué leían, sino cómo leían. Son libros cargados de notas, marcas y chistes. Recuerdo los juegos de palabras en la última página del Finnegans Wake, de Joyce. Las maravillas que depara esta biblioteca es infinita".

   Rosato, por su parte, dijo que le gustaría "que esta experiencia fuera una semilla que germinara. Con Germán trabajamos el proyecto para adquirir esta biblioteca desde 2012 y, por diversas razones, no se pudo lograr, aunque finalmente lo hicimos en esta colaboración mutua con el sector privado y particulares".

   "Se trata de una donación generosa que no se daba desde principios del siglo XX", apuntó. (Télam)