Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Café Tacuba: "Las redes sociales están generando nuevos saltos artísticos"

Vinieron a la Argentina para escuchar el material que presentarán en vivo a fin de año.
Foto: Télam

   Café Tacuba acaba de lanzar su nuevo disco, Jei Beibi, donde retoma un camino más pop, con vetas psicodélicas, recupera su humor y lo mezcla con raíces folclóricas, obteniendo un gran álbum que demuestra que la experimentación y la búsqueda inquieta convierten a los mexicanos en una de las bandas más trascendentes del rock hispano.

   Los Tacuba, que vinieron a la Argentina para una escucha del material que presentarán en vivo a fin de año, se pusieron nuevamente bajo las órdenes de Gustavo Santaolalla como productor y en el estudio volvieron a usar un baterista, en este caso al notable Joey Waronker que tocó con Paul McCartney, Beck, Johnny Cash, Willi DeVille, Regina Spector y con REM.

   Sobre el disco, el tecladista Meme y el bajista Quique Rangel charlaron con Télam.

   ¿Este es un trabajo más pop y menos psicodélico o consideran que mantiene una cuota alta de psicodelia, como dice Santaolalla que fue el productor del material?

   Quique: No sé si psicodélico es la palabra. Si psicodélico significa reconocer diferentes timbres y sonoridades que no habíamos experimentado en otros discos yo creo que sí tendría esta búsqueda. Creo que sí suena diferente y no estoy seguro de que sea una búsqueda tan pensada, como que a ese lugar nos llevaron la expresión que las mismas canciones y la temática nos fue llevando.

   También hay como un regreso a ciertas formas folclóricas y algunos timbres que nos pueden sonar hogareños a los argentinos. Hay una especie de carnavalito muy percusivo, hay algunas cosas del trabajo tuyo con las teclas que recuerdan a Parte de la religión de Charly García... ¿Hubo una cuestión de buscar esas cosas?

   Meme: No sé si eran referencias, sí buenas coincidencias en todo caso. Como decía Quique, era una búsqueda de ir en una dirección de no repetirnos. A veces lo conseguimos, a veces más, a veces menos pero creo que este disco tiene esa búsqueda y está muy bien lograda y representada. La mano de Gustavo ayudó a que se ampliara el espectro de todas esas ideas y cómo entre ellas logran un contraste que hace más dramática la narrativa. Pero sí, tiene un acercamiento a una parte del folclore que tal vez en los últimos discos no estaba tan presente pero es un acercamiento con otra perspectiva o con otra experiencia de haberlo hecho ya en diferentes formas. El disco es una buena radiografía de todo lo que pasó, que no está pensado sino que está expresado y es un registro de eso.

   ¿Usaron cajas de ritmo y baterías programadas o Joey Waronker tocó todo el disco?

   Quique: No, la parte inicial del planteamiento fueron las máquinas programadas por Meme. En los primeros discos de Café Tacuba siempre usamos máquina programada salvo algunas excepciones, pero desde el disco pasado el acercamiento de Meme a esa programación nos ha dado una búsqueda tangencial que no habíamos tenido en nuestra primera etapa y la forma en cómo se sumó Joey Waronker a esta programación ya sugerida nos lleva a un lugar todavía más experimental. Creo que esta búsqueda es uno de los descubrimientos sonoros de Café Tacuba.

   Además de un regreso al folclore, también hay un regreso al humor. Hay arreglos muy divertidos y juguetones, hay dos temas donde Rubén retoma esa veta con la voz jugando con la garganta. ¿Eso lo buscaron?

   Quique: No es algo que nos hayamos predispuesto a hacer. Creo que se da muy natural, y en esa búsqueda de la expresión de Rubén él decide qué personaje va a cantar esas canciones. Sí percibo que hay un optimismo y una parte muy lúdica de su interpretación de las canciones que tal vez refleja algo del Café Tacuba del principio. (Télam)