Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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El nuevo desafío de Javier Daulte

El dramaturgo, director y guionista de TV, acaba de publicar su primera novela, El circuito escalera.
Javier Daulte es principalmente un hombre de teatro.

Por Laura Ferré

Agencia Télam

Todos suponían que que la próxima publicación de Javier Daulte iba a estar relacionada con las tablas o con la TV. Sin embargo, se planteó un nuevo desafío y lo logró con éxito: publicó la novela El circuito escalera (Alfaguara).

Autor de piezas memorables como ¿Estás ahí? o Nunca estuviste tan adorable, director del musical Ni con perros ni con chicos en cartel en Mar del Plata, entre tantos trabajos premiados, y escritor de guiones televisivos, debuta literariamente con una interesante novela.

La alquimia entre elementos del policial, el melodrama, la novela familiar, drogas, muertes y sexo puede resultar confusa, pero El circuito escalera no lo es gracias a la especial forma de contar las peripecias de los miembros de una familia unidos por lazos tenues, pero lazos al fin, capaces de extenderse a otros seres tan pasionales y desesperados como ellos.

Una estructura sólida facilita que el lector pueda ocupar un rol activo, como el de convertirse en el único testigo de ciertos secretos que atraviesan generaciones, geografías y temporalidades.

"Pensé en atreverme al género como intento de recuperar aquello que me pasaba cuando escribía teatro al principio de mi carrera, cuando no sabía si la obra lograría estrenarse. Llegué a la novela porque es algo que nadie espera de mí, pero el género me fascina desde siempre y lo pensé como un desafío", aclaró Daulte.

-¿Sos lector de narrativa?

-Sí. Desde mis catorce años y hasta los veintipico he hecho diría que un 80 por ciento de mis lecturas. Desde siempre me fascinó la novela romántica, como David Copperfield de Dickens, hasta Dostoyevski, Tolstoi, Flaubert, Thomas Mann, Stendhal. Hoy, en vacaciones puedo terminar una novela cada tres días. Durante el año leo, pero a un ritmo menos sostenido, porque estoy bastante tomado por los textos con los cuales trabajo.

-¿Leés a tus contemporáneos?

-Sí, me atrapa John Williams, autor de Stoner, una novela publicada en el '65 y editada acá el año pasado, todos los años compro un Stephen King... Suele atraerme convivir íntimamente con los personajes, por eso me resulta arduo terminar de leer algunas novelas, porque me resisto a despedirme de algunos de ellos.

Sutiles pero importantes

-¿Qué diferencias hay entre escribir teatro y literatura?

-El teatro implica algo grupal, aunque estés escribiendo una pieza. Acá en cambio sos vos, tu mundo y nadie más. Se transita la estructura de la historia de una forma distinta, dotada de otros tiempos, el texto puede continuar casi como si fuera un folletín. El reto consiste en contar una historia en 450 páginas sin que la trama se disperse. En dramaturgia, en cambio, existe un elemento de síntesis capaz de otorgar unidad: la obra no debe extenderse por más de una hora y media.

-La novela dialoga con lo dramatúrgico en varios momentos durante los que un breve gesto o una acción desencadena situaciones potentes...

-Un defecto de la dirección de actores: la idea de contar no sólo a través de la información descriptiva, sino permitir que una acción suceda, como si trabajara una escena en la que digo a cierto actor: "Acá no expliquemos nada, basta una mirada". El hecho de trabajar con actores hace que a los personajes logre percibirlos vívidamente. La devolución de la gente resulta diferente. Acostumbrado al teatro y al cine, donde uno estrena y enseguida notás qué pasa con el público, acá son otros los tiempos.