Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Tato Guenemil, sangre de su sangre mapuche

Trabaja en un frigorífico, fue el protagonista central del premiado documental de Jérémie Reichenbach y repasa sus 29 días en Francia, donde fue testigo del estreno.

Por Elba Cufré / ecufre@lanueva.com

¿Tato?

--¡Jérémie...! ¿Cómo andás?

--Muy bien. Vamos a sacar un DVD de Sangre de mi sangre, que todavía se sigue pasando con mucha aceptación. ¿Y vos?

--Bueno, andamos con mamá un poco delicada de salud...

La siesta del primer sábado de invierno se pasa con la charla telefónica entre París-General Cerri y viceversa.

* * *

Guenemil en mapuche quiere decir “el protector de lo precioso”.

Esteban Tato Guenemil es un joven de Cerri que trabaja en Incob (ex Paloni), frigorífico autogestionado por sus obreros que funciona en el kilómetro 693 de la ruta 3.

Hace seis años llegó a la planta Jérémie Reichenbach, documentalista francés interesado en filmar experiencias de empresas recuperadas, estimulado por el antecedente de su participación en Nosotros, del Bauen (2010), filme que testimonia la acción de los empleados de ese hotel del centro de Buenos Aires.

El cineasta compartió una jornada de trabajo en Bahía y, cuando todos se estaban yendo, a Tato se le ocurrió preguntarle dónde se alojaba.

--No sé, si me pudiera quedar por aquí, con un colchón me conformo --fue la respuesta.

--De ninguna manera, venite para casa --le dijo Tato y le avisó a su mamá que “un francés se iba a quedar una semana”.

Los siete días se transformaron en 30.

Jérémie aprovechó ese mes para filmar, no solo sobre la vida del frigorífico, sino fundamentalmente escenas de la vida cotidiana de los Guenemil en Cerri, una numerosa familia de ascendencia mapuche.

Cuatro veces, a lo largo de cuatro años, el cineasta volvió a Cerri y llegó a registrar unas 400 horas de filmación, las que luego quedaron concentradas en los 80 intensos minutos de Sangre de mi sangre, el documental que, producido por Iskra y por Quilimbo Filme, en 2014 obtuvo el primer premio en la décima edición del Festival Internacional de Cine Independiente de Mar del Plata (Marfici). Allí compitió con otros 11. Poco antes se había presentado en la Alianza Francesa de Bahía Blanca.

Jérémie, que se había comprometido a que Tato estuviese en Francia cuando el filme se estrenara allí, cumplió. Luego de 14 horas en un avión de Air France, el pibe de Cerri, hincha fanático de Sansinena, pisó el aeropuerto Charles De Gaulle.

Abril de este 2015 fue muy intenso: la película se proyectó en 14 ciudades, entre ellas Avignon, donde Tato quedó impactado por sus murallas. También en Marsella y Toulouse.

El miércoles 22 de abril, Sangre de mi sangre se estrenó oficialmente en París, en el Cine San Miguel, muy cerca de Notre Dame.

“En sus cercanías tuve una experiencia alucinante. Me había parado a ver un espectáculo callejero cuando sentí que me tocaban el hombro y un señor, en un español dificultoso, me preguntó si yo era Tato. Me quedé helado. Le respondí que sí y el hombre, muy emocionado, me felicitó. El ya había visto la película”.

Después de cada proyección se sucedieron los debates y Tato cuenta que respondió a las preguntas del público con la ayuda de un intérprete.

“Me tocó afrontar fuertes controversias sobre la vida de la Argentina, de su historia y del cooperativismo, porque ellos saben mucho en teoría pero yo me manejé siempre con mi verdad y mi experiencia. En la autogestión no todo es color de rosa”, indica.

El pibe de Cerri conoció Niza, se bañó en el Mediterráneo, visitó a la Virgen de Lourdes en su gruta original pero, aun maravillado con Francia, no dejó de extrañar la comida de su mamá y su humilde estilo de vida.

Tato siente que para vivir no hay nada mejor que Cerri.