Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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"Jauja", con Viggo Mortensen como protagonista

Abierto, cercano y amable, Mortensen dice que su personaje "es una suerte de Quijote danés; un tipo que tiene confianza en sí mismo, pero que carga también con la torpeza del que está fuera de su hábitat y enfrentando a un clima y un medio hostil".

Hijo de madre estadounidense y padre danés, Mortensen -que vivió de chico en Argentina- señala que algo que le interesaba de su personaje era que estuviera anclado a la tierra.

Cuenta también, que en la película viste un uniforme oficial del ejército danés del siglo XIX y un sable también militar originales.

"Yo les dije a Lisandro y a Fabián (Casas, el guionista), que para dar esos saltos casi surrealistas que da la historia donde te desvías del tiempo lineal era muy importante que Dinesen estuviera anclado en la realidad.

"Dinesen es un ingeniero y un militar, un tipo que viene del norte de Europa, pero, al mismo tiempo, un tipo común", señala.

La clave del drama

El intérprete subraya que, en su opinión, "buen drama es una situación donde intervienen personas comunes, con quienes el espectador se puede identificar, pero que deben atravesar situaciones extraordinarias.

"Y eso es lo que le sucede a Dinesen en su viaje por el desierto, en una película que, además de muchas cosas, es como un western existencial argentino-danés, porque hay historias profundas que remiten a las leyendas, tradiciones y relatos de los dos países", enfatiza.

Preguntas y respuestas

–-¿Qué lo llevó a trabajar con Lisandro Alonso?

–-Me gusta su cine, tiene una visión cinematográfica muy propia, de los paisajes y de los seres humanos; además, al igual que los grandes artistas, Lisandro se hace preguntas, pero no pierde el tiempo con la arrogancia de dar respuestas.

–-¿Qué opina de su trabajo con actores y no actores en una misma realización?

–-Como los mejores directores, sabe lo que quiere hacer, pero permanece abierto a lo que le pueda llegar en términos de climas, paisaje, luz, o lo que haga la gente o los actores delante de la cámara mientras la película corre.

“El está muy atento, vigila todo, no tiene la inseguridad que poseen incluso algunos directores veteranos de admitir que no tienen una respuesta inmediata a una pregunta o problema; él está ahí, con vos.

"Lisandro es capaz de decirte, después de una toma: ¿y vos qué pensás? Algo insólito, aunque los mejores directores son así, están muy atentos, porque saben que el actor siempre puede aportar algo que no se le había ocurrido a él o al guionista.

–-¿Tiene un modo propio?

–-Lisandro se lanza, él ve cómo son esas nubes, cómo es ese plano y de pronto si se interesa de un gesto propio de un actor que no estaba pautado él lo deja correr para ver qué pasa, creo que tiene un gran instinto para observar y escuchar, y eso es clave para un buen director.

Sin vínculos especiales

–-Usted ya participó en la película "Todos tenemos un plan" de Anne Piterbarg y ahora en ésta, ¿tiene una relación particular con el cine argentino?

–-No, se dio así, yo no busco cuentos de ninguna nacionalidad ni idioma ni tampoco una oportunidad para pasarla bien.

"Lo que estoy buscando es un cuento interesante, algo que no hice antes, que me pueda enseñar algo y algo que me gustaría ver a mí en el cine.

"Es algo bastante subjetivo, pero es lo que me lleva a participar o no de un filme".