Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Todo listo para la fiesta de Ferrowhite

El museo-taller whitense cumple diez años y este sábado habrá celebración con distintas actividades.

El próximo sábado, desde las 18, Ferrowhite celebrará sus primeros 10 años dedicados a la historia del trabajo ferroviario y portuario con una gran fiesta en el complejo de la Usina General San Martín.

Habrá serigrafía en vivo, avistaje de aves, ferromodelismo, desfile de bolsas para las compras, milonga con Sergio y Adriana, música con Swing Gitanes, Sarita Cappelletti, Rosana Soler y el Taller de Canto de la Siempre Verde, brindis y extrañas apariciones en el castillo.

El cronograma dispondrá entre las 17 y las 19, en la Rambla de Arrieta, el avistaje de aves y la presentación del Centro de Interpretación de la Reserva Natural, Bahía Verde, Bahía Falsa, milonga con Sergio y Adriana frente a La Casa del Espía.

De 18 a 20, remeras, bolsos y trapos servirán para realizar serigrafía en vivo, además de la exhibición de la maqueta Ferrocarril Pago Chico.

De 19 a 21, será tiempo de balada y bolero con el Taller de Canto de la Siempre Verde. 

De 21 a 24, será tiempo de brindis. Los Swing Gitanes harán jazz francés con un serrucho. Habrá tango con Sarita Cappelletti y Rosana Soler.

Y en la Usina General San Martín, será noche de fantasmas en el castillo.

Un gran paso

El itinerario de Ferrowhite forma parte de una trayectoria institucional más extensa que estos diez años.

El museo abrió sus puertas el 6 de noviembre de 2004, luego de dos años dedicados a la recuperación del Taller Regional de Mantenimiento de la ex Usina General San Martín.

El taller, que había dejado de funcionar a fines de 1988, fue desguazado junto con la usina luego de la privatización de la empresa provincial de energía eléctrica a fines de los años 90.

Su puesta en valor, propiciada desde el Museo del Puerto de Ingeniero White a través de un subsidio de la Fundación Antorchas,  tuvo por primer objetivo alojar una colección de objetos que un grupo de ferroviarios había puesto bajo el resguardo de la Municipalidad, luego de que los ferrocarriles argentinos pasaran también a manos de concesionarios privados.

De ese modo nació Ferrowhite como un museo autónomo. Martillos, tornos y tenazas; escariadores, sierras y bigornias; caladores, cuchillos y piedras de afilar…

Ferrowhite funcionó alternativamente como salón de baile, sala de conciertos, gabinete historiográfico, escenario teatral, taller de serigrafía, balneario contaminado, corsódromo, mecano, panadería, peluquería, café bacán e, incluso, como un museo.