Bahía Blanca | Lunes, 18 de marzo

Bahía Blanca | Lunes, 18 de marzo

Bahía Blanca | Lunes, 18 de marzo

André Rieu prepara su vuelta a la Argentina

El violinista holandés se presentará en el Luna Park el año próximo. “Cuando vengan a mi concierto, abran sus corazones que yo abriré el mío”, dijo en una nota.
El músico se encuentra preparando sus shows en la Argentina, para octubre de 2018, en el Luna Park. / Foto: Reuters.

Hernán Natale

Agencia Télam

El violinista holandés André Rieu, que al frente de la Johann Strauss Orchestra se convirtió en un fenómeno de masas, con multitudinarios conciertos y récord de ventas de discos y DVDs, volverá a presentarse en el 2018 en la Argentina, en donde ofrecerá un concierto previsto para el 12 de octubre, en el Estadio Luna Park.

“Cuando vengan a mi concierto, abran sus corazones. Yo abriré el mío desde el escenario para que juntos podamos tener una noche inolvidable”, dijo el músico cuando se le pidió un mensaje para los seguidores locales, en una entrevista realizada en agosto pasado por Télam en Santiago de Chile, en donde realizó una serie de 4 shows.

La nueva presentación del músico que masificó la música clásica se producirá a dos años de su última visita al país, cuando ofreció unos 6 conciertos en el Luna Park, en los que sorprendió con un repertorio que incluyó clásicos valses y varias composiciones populares.

En este sentido, en sus últimas actuaciones en Chile se pudieron escuchar varias creaciones de Johann Strauss; canciones de musicales como El Mago de Hoz u óperas como Madame Butterfly; y temas populares como Cielito lindo, Hallelujahde Leonard Cohen, Tutti Frutti de Little Richard, y Can't stop falling in love, la balada popularizada por Elvis Presley, entre otras.

Todo esto en un colorido show en el que hay pequeñas coreografías, algunos recurrentes gags y largas alocuciones del propio Rieu, quien narra historias alusivas a cada una de las composiciones que se interpretan o a la orquesta que lo acompaña.

En este sentido, la Johann Strauss Orchestra es considerada la formación privada más grande del mundo, integrada por unos 50 músicos, un coro de unas 10 personas y 6 cantantes solistas, de 10 nacionalidades distintas.

Este fenómeno de masas tiene sustento en los multitudinarios conciertos, los 35 millones de álbumes y DVDs vendidos, y los más de 400 discos de platino y 170 de oro recibidos.

En medio de su última visita a Chile y con su vistas a su llegada al país el próximo año, el artista nacido en Maastricht habló sobre su particular estilo y dio sus punto de vista sobre la forma en que otros músicos abordan la música clásica.

-Está confirmada una nueva visita suya a la Argentina. ¿Qué recuerdos tiene de su paso por aquí?

--Imposible olvidarme de nuestra primera vez en el Luna Park. Nunca había visto una audiencia tan loca, porque habían esperado por años que fuéramos a tocar allí, entonces estaban todos exultantes. La recuerdo como una audiencia increíble. Fue un muy buen sentimiento el que tengo de allí.

-¿Cómo decidió incorporar el humor y el baile a este tipo de música?

--Soy yo. Así soy yo. Cuando era un niño, solía mirar a la gente a los ojos y mi madre me decía: 'No mires a la gente a los ojos. No es amable'. Pero yo creo que la conexión con la gente es lo más importante en la vida. Eso es lo que me gusta hacer, conectar con la gente y hacerlo con mi música desde el escenario.

-¿Cómo resultó en los primeros tiempos su relación con la llamada crítica seria a raíz del estilo que impuso?

-Mi padre era director de orquesta y no le gustaba lo que hacía porque fue educado en un sistema muy rígido. No le gustaban los valses. Entonces, cuando tu propio padre es tu más duro crítico, tenés que ser muy fuerte para continuar. Así forjé un carácter especial que me hace ir hacia adelante si me lo indican mis sentimientos.

-¿Cómo elige las composiciones que integran su repertorio y cuáles son los límites que se propone?

-Tal como lo digo en mi show, las elijo con mi corazón. Todo lo que cuento en el show es cierto. Ser honesto es parte del éxito. Y no hay límites a la hora de la elección. Para mí, sólo hay buena y mala música. Para mí no es cuestión de estilos, sino de buena o mala música, por eso no me pongo límites. Johann Strauss es mi ejemplo más grande. Era un genio. Era real. Un fantástico director de orquesta, un fantástico intérprete. Es todo. Lo veo como mi padrino".