Bahía Blanca | Martes, 19 de marzo

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Carisma, funk de alto vuelo y espíritu disco con Nile Rodgers

El guitarrista y productor volvió a visitar nuestro país junto a su banda Chic. Una catarata de temas bailables convirtieron al Gran Rex en una disco. Tiene todo para hacerte mover.
Nile Rodgers cuenta con músicos increíbles, como el bajista Milton Barnes.

Agencia Télam

El músico y productor estadounidense Nile Rodgers, al frente de su banda Chic, convirtió al Teatro Gran Rex en una auténtica pista de baile durante dos horas gracias a un funk de alto vuelo y al espíritu disco que se adueñó del lugar.

En el primero de los dos shows previstos en el país, el artista clave en la escena disco de los años ‘70 y cerebro detrás de exitosos discos de David Bowie, Duran Duran, Madonna y Diana Ross, entre otros, ofreció una seguidilla de hits interpretados por una soberbia banda que, además, desbordó carisma a lo largo de toda la noche.

En este sentido, el repertorio de 21 canciones incluyó tanto los clásicos de Chic, como Le freak y Good times, como canciones consagradas de otros artistas en las cuales este músico dejó su huella como productor, tal el caso de Like a virgin, de Madonna; Let’s dance, de Bowie; I’m coming out, de Diana Ross; y We are family, de Sledge Sisters.

Para ello, Rodgers se apoyó en una soberbia banda, en donde descollaron el bajista Milton Barnes y el baterista Ralph Rolle, quienes conformaron junto a su líder una lujosa y precisa base para el lucimiento de las cantantes Kimberly Davis y Folami Ankoanda Thompson.

El combo se completó con los teclados de Russell Graham y Richard Hilton, y la sección de vientos conformadas por el trompetista Steven Jankowski y el saxo tenor de Brandon Wright, quienes le pusieron el toque disco al funk aportado por el trío principal.

Enganchados de lujo

Pero el espíritu disco también tuvo su correlato en la manera casi “enganchada” en que la banda interpretó cada tema, como así también en el despliegue visual del grupo, a partir de sus movimientos y sus atuendos.

Una voz en off anunció el inicio del show con una breve reseña de los logros musicales del protagonista, quien se presentó en el escenario con un traje azul, que contrastaba con el impoluto blanco el resto del grupo, a excepción de las cantantes; una boina del mismo color, que dejaba asomar las rastas hasta la cintura; y una atlética figura que desmienten sus casi 65 años.

Tiempo de fiesta, dijo Rodgers a modo de saludo, para luego pedir que todos se paren y bailen, e iniciar el contundente set con los clásicos Everybody dance, Dance, dance, dance y I want your love.

Sólo estos tres temas bastaron para hacer delirar a una fiel audiencia dispuesta a vivir por una noche la ilusión de estar en el mítico club nocturno neoyorquino Studio 54, sin embargo Rodgers tenía todavía muchos ases bajo la manga para desplegar un inolvidable show.

“Soy un hombre afortunado”, expresó la figura de la noche, ocasión que le sirvió de excusa para presentar los clásicos I’m coming out y Upside down, de Diana Ross.