Once razones y unos cuantos éxitos de Abel Pintos en Bahía
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Franco Pignol / fpignol@lanueva.com
Se nota que disfruta tocar en Bahía Blanca. Como en ningún lado recibe las visitas más esperadas en el camarín. Familia y amigos se alternan para abrazarlo.
Claro que debe ser emocionante tocar en River. Pero Bahía tiene un gustito especial para Abel.
Anoche, ante 2.400 personas (90 por ciento de mujeres) aprovechó para repasar su reciente disco 11 “de pé a pá”. Quizás una de sus producciones más eléctricas y pop rockeras hasta la actualidad, confirmando que el sello folklórico con el que logró popularidad ya no es la esencia de su obra, aunque sí claro un recurso que sabe explotar como nadie.
Los gritos de las chicas eran tan seguidos y agudos que en los momentos más románticos de la noche ellas tiraban frases como “te amo”, “cumplime todas mis fantasías” y un largo etcétera irreproducible.
El movimiento corporal de Abel mientras canta es otro de sus puntos altos. Sin subordinar la afinación logra giros y vueltas con sus brazos y manos propios del flamenco y sumamente expresivos.
Ellas lo ven y enloquecen
Como decíamos, luego de las once canciones de su reciente material llegaron los hits como Hallelluja, Sin principio ni final, Ya estuve aquí, Cuántas veces y Adiós.
Cuando la gente no lo dejaba ir entre un mar de aplausos y gritos ensordecedores, volvió al escenario con banda completa para hacer un sprint final demoledor.
Sonaron en los bises La Llave, No me olvides, Crónica y Revolución.
Así pasó la primera de las dos funciones que Abel Pintos realizará en el Club Estudiantes durante el mes de septiembre.
La banda como siempre estuvo integrada por su hermano Ariel Pintos en guitarra eléctrica, Marcelo Predacino, Norberto Córdoba, Alfredo Hernández, Ricardo Stutz Alejo Von der Pahlen y Claudio Di Cicco.
Abel nació en nuestra ciudad y sabe que por acá no siempre contó con la misma popularidad.
Siempre recordamos aquellos tiempos en los que su presencia en ciudades del norte del país, en las provincia de Jujuy, Salta o Tucumán eran motivo de estadios repletos, mientras que en Bahía con suerte comenzaba a llegar a los mil espectadores.
Todo cambió. Y eso fue gracias a la insistencia y a jamás desviarse del camino del trabajo, el esfuerzo y la dedicación. Ahora en Bahía lo aman multitudes. Más que merecido.