Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Brasil: un impacto acotado

Abril fue el primer mes de recuperación más contundente de la actividad económica. Los datos que manejan consultoras privadas como la de Orlando Ferreres muestran una recuperación de 3% en términos interanuales. Es cierto que se empieza a comparar contra un período muy malo de 2016 y eso ayuda para el rebote, pero al mismo tiempo resulta alentador que prácticamente todos los sectores muestran una mejora, encabezados por construcción, agro y sector financiero.

De no suceder nada extraño, este envión deberá llevar a la economía a crecer a un ritmo cercano al 5% interanual para la época de las elecciones. Pero la crisis política desatada en Brasil y la incertidumbre sobre cómo continuará deja en claro que esos episodios especiales pueden suceder en cualquier momento.

Hasta el momento, el impacto de los acontecimientos fue financiero. Y es lógico que sea así, ya que el tipo de cambio y los precios de activos como las acciones son las primeras en reaccionar. La divisa subió casi 8% en Brasil el día en que se conocieron las escuchas que comprometen al presidente Temer. Pero al día siguiente, es decir ayer, ya hubo algo más de tranquilidad y el real recuperó parte de lo perdido.

Algo parecido pero en mucha menor medida sucedió en la Argentina, donde el dólar se disparó pero sólo 2,5% para luego volver a caer hasta niveles de 16,20.

Esta volatilidad no preocupa al Gobierno ni mucho menos. En realidad, es útil para que se vaya desactivando la “bicicleta financiera”, es decir aquellos que apuestan a las altas tasas en pesos, obteniendo fuertes ganancias por el tipo de cambio planchado. Pero el salto de la divisa demostró que estos esquemas son seguros en teoría, pero que la realidad termina siendo diferente a los cálculos previos.

El Fondo Monetario emitió un breve informe alertando sobre la necesidad de que Brasil no abandone la disciplina fiscal. Y señala que no hay evidencias de que la situación pueda llevar a un contagio regional.

En las últimas horas sucedieron sin embargo algunos episodios. La provincia de Buenos Aires postergó una emisión de bonos en dólares en el mercado internacional, a la espera de un contexto de mayor tranquilidad. Y lo propio hizo el Banco Ciudad con un bono a cinco años en pesos ajustado por UVA (es decir inflación minorista). Con esta emisión la entidad procura acceder a más financiamiento para financiar la colocación de hipotecas, pero también optó por suspenderla en forma momentánea.

Estos sucesos menores recordaron, sin embargo, la alta dependencia que hoy tiene la Argentina de los mercados internacionales. En realidad todo el plan de ajuste gradualista depende de mantener el acceso al crédito externo para financiar el rojo fiscal en 2017 y por lo menos durante los dos próximos años. Pero a pesar de lo sucedido en las próximas horas, no parece que este plan vaya a correr peligro a lo largo del año.

En cuanto a la suba del dólar, mientras se trata de un movimiento acotado es incluso bienvenido por el Central y las autoridades económicas.

Un tipo de cambio a $ 16,20 sigue de hecho todavía muy atrasado en relación a los niveles que se observaban hace seis meses y mucho más hace un año. Este valor sólo compensa parcialmente la inflación acumulada desde principios de año.

El atraso del dólar, en definitiva, es uno de los principales motivos que hoy frena la llegada de nuevas inversiones al país. Son pocos que están dispuestos a traer dólares al actual tipo de cambio.

Lo más preocupante pasa a ser, por lo tanto, el efecto que este nuevo escándalo que sacude a Brasil tendrá sobre la economía argentina. Y para eso la única opción es seguir lo que suceda con el nivel de actividad en el vecino país.

La noticia alentadora es que la economía brasileña dejará de caer este año, luego de un derrumbe cercano a 9% del PBI en los últimos dos años. Lo negativo es que el repunte sería de apenas de 0,2%, es decir prácticamente imperceptible.

Siendo que el principal socio comercial es de gran importancia lo que les suceda, aunque tampoco resulta un dato contundente.

En todo caso, el sector industrial es el que más está dependiente de cómo sigue la actividad y el consumo de la sociedad brasileña. Algunas provincias que están más volcadas a la actividad industrial como Córdoba y parcialmente Buenos Aires, se ven más afectadas que otras.

Uno de los objetivos del Gobierno para los próximos años, pero en lo que ya se empezó a trabajar, es reducir esa “Brasil dependencia” sobre todo en lo relacionado a sectores industriales.

La balanza automotriz hace años que es negativa para la Argentina. Y de hecho casi la mitad de las exportaciones industriales tienen como destino a los vecinos.

Brasil es nuevamente un escollo para la Argentina. Pero el principal problema que enfrenta la economía no está afuera sino adentro. Inflación persistente, altas tasas de interés, atraso cambiario y un déficit fiscal galopante son ya problemas suficientes con los que lidiar. Contar con un golpe de suerte desde afuera ayuda, pero no soluciona cuestiones estructurales que pueden complicar el crecimiento en poco tiempo.