Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Apuesta al crédito para reactivar

   El anuncio de las nuevas líneas de créditos hipotecarios a 30 años no es aislada. Se trata de darle a la banca pública un rol preponderante para impulsar la reactivación.

   Por primera vez los bancos Nación, Ciudad y Provincia están bajo el mismo paraguas, todos controlados por Cambiemos. Ahora el Gobierno decidió aprovechar este músculo fundamental para incentivar el consumo, pero también la inversión.

   Los tres bancos saldrán con líneas crediticias similares, como ya lo habían hecho hace un par de meses con las 50 cuotas para las compras con tarjeta.

   La coordinación está cargo del ministro de Finanzas, Luis “Toto” Caputo, que asumió un rol fundamental dentro del gabinete en esta nueva etapa, tras la salida de Alfonso Prat-Gay.

   Nicolás Dujovne quedó a cargo del área fiscal, clave por la señal que se le da a los inversores, y de las relaciones con organismos multilaterales.

   Los tres bancos, por otra parte, tienen amplios niveles de liquidez para salir a prestar. Como sucede siempre con la banca pública, la disputa se da entre los reclamos del sector público y la posibilidad de prestarle a los privados.

   El acceso al crédito internacional redujo en este caso la dependencia de la banca pública para salir a cubrir el déficit fiscal.

   Junto con la recesión del 2016 también se notó una caída importante del crédito, que creció a un ritmo cercano al 25% cuando la inflación llegó al 40%, lo que implica una importante caída en términos reales.

   Las muy altas tasas de interés que impuso el Central para controlar al dólar y combatir la inflación fueron decisivas para reducir el apetito por tomar financiamiento.

   A eso se sumó otro factor: el público optó por no endeudarse ante la mayor incertidumbre laboral y las empresas no tomaron financiamiento porque evitaron invertir en medio de un proceso recesivo.

   La apuesta es ahora recobrar el círculo virtuoso. Que sea el crédito el que permita que la economía se recupere más rápido, mejorando el poder adquisitivo de las familias y permitiendo que las empresas obtengan financiamiento más barato, tanto para capital de trabajo como para invertir.

   El momento es ideal, ya que la actividad está recién empezando a salir de la recesión. La caída de la producción industrial en el primer trimestre, sin embargo, muestra que se trata de una mejoría que está lejos de ser pareja. Algunos sectores –especialmente el campo- se recuperan mucho más rápidos que otros.

   Y aún está en duda si la industria conseguirá salir de la crisis que ya lleva varios años pero que se profundizó a partir de las nuevas reglas de juego.

   Los nuevos créditos hipotecarios tienen dos características que permitirán que más gente pueda acceder a ellos: plazos muy largos y ajuste del capital por inflación, lo que permite arrancar con cuotas mucho más bajas.

   Quienes se asustan porque la cuota irá aumentando con el paso del tiempo, no deberían: los alquileres también aumentan tanto o más que la inflación anual. Por eso la idea es avanzar con el plan para que más inquilinos puedan transformarse en propietarios.

   La evolución del crédito en los últimos meses muestra que hay un mayor dinamismo que en el 2016, aunque por ahora mucho más relacionado al otorgamiento de financiamiento al público que a las empresas.

   Recién cuando la recuperación económica y el proceso de baja de tasas se consoliden habrá más interés de las empresas por volver a endeudarse y apostar al crecimiento en los próximos años.