Bahía Blanca | Martes, 19 de marzo

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Inversiones: por ahora, solo promesas

Mauricio Macri tuvo un paso soñado en su visita oficial a España. Fue recibido con honores por los reyes, ovacionado en el Congreso y mantuvo un muy amable encuentro con su par Mariano Rajoy. Todos celebraron el rumbo de la Argentina y le dieron ánimo al presidente argentino para que mantenga las reformas iniciadas. Incluso no pocos le recordaron la situación extremadamente frágil que vivió España tras la crisis global del 2008, pero que ya dejó atrás transformándose en uno de los países más dinámicos de la Unión Europea (sólo el año pasado crecio 3%, muy por encima del promedio del continente).

Macri a su vez pidió dejar definitivamente atrás los “cortocircuitos” del pasado reciente con España. Fue bastante elegante al referirse a la tensa relación que existió durante todo el kirchnerismo con el gobierno y especialmente las empresas de ese país. Ahora el panorama luce diferente. Sin controles de capitales y con ajustes regulares de tarifas la situación cambió sustancialmente.

Hubo promesas de inversión de parte de muchas compañías que ya tienen presencia en el país, pero están pensando en redoblar la apuesta. Un caso concreto es el del Banco Santander, que el año pasado se quedó con la operación minorista del Citi en la Argentina. Pero además de las multinacionales, hubo un interés particular del gobierno por acercar a PYMES argentinas con españolas, en la búsqueda de nuevos negocios que puedan surgir en conjunto. “Las empresas españolas tuvieron que aprender a la fuerza a exportar y hoy son muy competitivas. Es una de las claves de la recuperacíon que tuvimos en los últimos años”, explicaron ejecutivos de la cámara empresarial de ese país.

Si bien la sensación al finalizar los tres intensos días de la visita resultó más que favorable, resulta difícil pensar que automáticamente habrá resultados. La mayoría de las compañías españolas con presencia en el país optaron por permanecer aún en medio de la crisis de la Convertibilidad. Pero como sucedió con el resto de las empresas hubo escasas inversiones en los últimos 15 años.

Se trata, indudablemente, de uno de los capítulos que el gobierno sigue con más atención: ¿empiezan a llegar inversiones atraídas por el nuevo clima que se vive en la Argentina? Todavía se trata más de promesas que de una realidad concreta. Pero en Cancillería señalan que no dan abasto con la cantidad de fondos y empresas que llegan todos los días para conocer con mayor detalle cuáles son las condiciones para poner una pata en el país.

No existe, sin embargo, una fórmula mágica que genere esta ola inversora. Los memoriosos recuerdan que en el arranque de la Convertibilidad en los años 90 esa

corriente se produjo casi inmediatamente, una vez lanzado el plan de estabilización y la regla cambiaria del 1 a 1. Pero en esa ocasión estaban las privatizaciones para atraer una enorme cantidad de capitales.

Ahora el panorama es distinto, porque subsisten dudas tanto económicas como políticas. La actividad aún demora en arrancar. La caída del 2016 fue del 2,3%, según reveló ayer el INDEC, aunque empiezan a aparecer algunas señales algo más concretas de reactivación, ya que el último trimestre terminó 0,9% arriba en relación al trimestre anterior. El gobierno explica que la salida de la herencia recibida es complicada y que demorará tiempo. Según Macri, se están “sentando las bases para no dos o tres años, sino 20”.

Mientras tanto la ansiedad aumenta a medida que pasan los meses. Esta transición económica tiene su restricción temporal, ya que en agosto se votan las primarias y en octubre las legislativas. Por lo tanto, es imperioso empezar a vislumbrar un repunte más firme de la economía para que la gente sienta que retomar el crecimiento luego de 5 años es factible.

Luego del feriado largo, la expectativa estará puesta en el mensaje de Macri en la asamblea legislativa el miércoles, al abrir las sesiones ordinarias. Es esperable que el mensaje reitere mucho de los conceptos que dejó esta semana en España. Su compromiso en la reducción de la pobreza y el convencimiento de que la baja de la inflación es el camino para alcanzar un crecimiento sostenido. Seguramente habrá pocas alusiones a la herencia del kirchnerismo, ya que ése había sido el eje del mensaje el año pasado.

Uno de los proyectos más relevantes que se enviarán al Congreso este año será un nuevo Pacto Fiscal con las provincias. El objetivo es ir hacia un “corset” al gasto público, que a partir de 2018 no podrá crecer por encima de la inflación. Se trata de una medida dura pero fundamental para cumplir con la meta de reducción del déficit fiscal que planteó esta semana el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne.

No obstante, se estima que la labor legislativa este año será mucho más acotada por el contexto electoral. En la Casa Rosada saben que tienen mucho menos margen que el año pasado, cuando consiguieron aprobar el acuerdo con los holdouts, la reparación histórica a jubilados, el Sinceramiento fiscal y los cambios de Ganancias, entre los proyectos más importantes.

Ahora, sin embargo, la agenda será mucho más modesta y temas mucho más complejos como la reforma tributaria pasarán –cómo ya adelantaron- al 2018.