Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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El derrame del blanqueo

   El sinceramiento fiscal comienza a tomar velocidad. Tal como se esperaba, quienes tienen pensando blanquear no quieren ser los primeros y en lo posible tampoco los últimos. Por eso, era esperable que el “capítulo local”, es decir el blanqueo del efectivo se materializara en estos últimos días.

   La prórroga para depositar el dinero definida por la AFIP apunta a evitar cualquier tipo de aglomeración en los bancos y a sortear episodios de paros en el sector como está anunciado por el sindicato para este viernes.

   Por el ritmo de apertura de cuentas, los banqueros estiman que podrían recibirse adhesiones por una cifra mayor a los 5.000 millones de dólares. Son dólares del colchón o que están hace años en cajas de seguridad y que ahora al menos en una porción menor estarían regresando al sistema.

   Pero estos números son insignificantes en relación a lo que provendrá del grueso que busca el gobierno, es decir las cuentas del exterior y los inmuebles no declarados en Punta del Este, Miami y otros lugares del mundo.

   Los sondeos de los principales asesores tributarios marcan que la aceptación del blanqueo sería masiva en esta oportunidad. Lo sucedido localmente aporta un indicio.

   Por lo pronto, ya se estaría superando todo lo que se había conseguido con el blanqueo de Cedines, que no llegó a los 2.500 millones de dólares pese a estar abierto durante casi tres años y a costo cero. Claro que también tenía sus restricciones: el dinero debía ingresar al país y utilizarse para la compra de inmuebles.

   Los cálculos son millonarios, pero se habla de un blanqueo que podría estar en el orden de los 60.000 millones de dólares, incluyendo el tramo local, la suscripción de bonos, las cuentas internacionales y los inmuebles. Una cifra que parecía imposible hasta hace apenas tres meses hoy luce bastante más realista.

   La pregunta es hasta qué punto beneficia a la economía una adhesión tan masiva, independientemente del efecto específico que habrá sobre los que ingresaron. En otras palabras, cuál será el verdadero derrame de semejante exteriorización de activos en el nivel de actividad. La respuesta es que sí tendrá un impacto favorable, aunque debería desagregarse en distintos planos:

   * El blanqueo produce un efecto fiscal inmediato, correspondiente al impuesto especial del 10% que se aplica para las cuentas que superen los 805.000 pesos y de 5% en el caso de inmuebles.

   Se trata de un alivio para financiar el pago a jubilados por la reparación histórica. Pero además, al exteriorizarse activos habrá más recaudación permanente en el futuro en concepto de Bienes Personales y Ganancias.

   * Aún es incierto si el dinero exteriorizado tendrá efecto de manera más directa en la actividad. Por lo pronto, se supone que una parte del dinero blanqueado en cuentas locales se aplicará luego a la compra de inmuebles o de activos registrables como autos.

   De hecho, sería el principal incentivo para sacar el dinero de una caja de seguridad y realizar un depósito en una cuenta especial habilitada específicamente para esta operatoria. Sin embargo, la gran mayoría de los que blanqueará cuentas en el exterior dejarán los fondos allí, es decir al menos en un primer momento no los entrarán al mercado local, por lo que allí el efecto será más limitado.

  * El otro factor es más bien “intangible”. Es posible que un blanqueo de montos muy significativos resulte una invitación para que los extranjeros también se animen a efectuar apuestas a más largo plazo en el país.

   La historia de los emergentes demuestra que las recuperaciones por lo general son impulsadas en primer lugar por los locales y luego se suman los de afuera. Parte de ese proceso se está viendo en el 2016, pero podría intensificarse el año que viene.