Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Se espera que los “nuevos” salarios mejoren expectativas

La entrada en vigencia de los acuerdos paritarios mitigan el impacto del tarifazo y trasladan una mejora al alicaído mercado interno que el gobierno necesita fortalecer en la transición.
La reacción del consumo no se podrá esperar por efecto del sector informal, que es sin duda el más golpeado en la crisis.

Los aumentos salariales ya vigentes luego de las últimas paritarias deberían empezar a sentirse en el consumo, luego de la fuerte caída del poder adquisitivo de los últimos meses. A estos incrementos salariales, que estuvieron en un promedio de 30% aunque algunos sectores obtuvieron cifras bien superiores (en gremios como Alimentación, Aceiteros y Camioneros) tendrán un envión adicional con el pago del medio aguinaldo. Además, los bancos automáticamente suben los límites de compra y cuotas con las tarjetas de crédito, lo que también aumenta el margen para consumo.

Pero la pérdida de poder adquisitivo resultó la más pronunciada de los últimos años. El consumo cayó cerca de 10% en los primeros cinco meses y las ventas del Día del Padre disminuyeron 7,5%.

La inflación acumulada en los últimos 12 meses supera el 40% con cualquier medición que se tenga en cuenta, mientras que los salarios a duras penas crecieron en el mismo período por encima del 30%. La consecuencia de esto es inevitablemente un derrumbe de ventas, que se sintió sobre todo en la compra de bienes durables.

El gobierno de Mauricio Macri entendió rápidamente las dificultades que atraviesa la economía luego de la pesada herencia que dejó el gobierno de Cristina Kirchner. Y más allá de salir a buscar inversiones, que es un proceso que demanda tiempo, ahora el objetivo es reavivar la demanda interna, que es imprescindible para recuperar la economía.

Evolución del gasto

Más allá de los aumentos salariales que corren por cuenta de las empresas (y también del sector público), el gasto volvió a crecer a un ritmo de casi el 40% para acelerar la obra pública. Y el aumento podría ser todavía mayor con la reforma jubilatoria y los aumentos de haberes que se avecinan.

Estos elementos deberían ayudar para que arranque una mejora en el ya famoso segundo semestre, aunque el objetivo es que la recuperación se consolide en el último trimestre, producto de una baja de la inflación y de las tasas de interés, junto con una economía que podría repuntar cerca del 3% en términos interanuales. Pero mientras se espera esa reactivación, aparecen algunas señales favorables. Por ejemplo, el índice de confianza del consumidor de la Universidad Di Tella dejó de caer hace un par de meses y ya en mayo muestra una (ínfima) recuperación.