Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

Se complica el “gradualismo”

En los últimos meses se fue imponiendo la idea de no apurar los tiempos una vez que asuma el nuevo Gobierno. En otras palabras, suavizar cualquier cambio que sea necesario hacer, básicamente con el objetivo de evitar un impacto negativo en la expectativa que juegue en contra de la posibilidad de una recuperación. El ejemplo más claro es el de 1999, cuando asumió de la Rúa: las medidas fiscales que se tomaron para equilibrar las cuentas públicas (la “tablita” de Machinea) frenaron la incipiente recuperación económica de los últimos meses del mandato de Carlos Menem.

Los candidatos se esmeraron últimamente en aclarar que no promoverán cambios bruscos en la economía y que las distorsiones serán encaradas, pero sin mayores apuros. El abanderado de esta postura es Scioli, pero últimamente también Macri buscó llevar tranquilidad en esa misma dirección. En el fondo, el mensaje es que no hay nada demasiado urgente para hacer: habrá que encarar una negociación con los “holdouts” pero sin apurar los tiempos. Del cepo hay que salir pero manteniendo muchos controles y la unificación del mercado cambiario no es prioritaria. En cuanto al dólar, evidentemente existe un atraso cambiario pero no muy significativo. Hay que corregirlo durante 2016 junto con un plan que baje en cuatro años la inflación.

El problema es que las distorsiones que acumula la economía ya eran enormes antes de que se frenara el viento de cola. El telón de fondo es la guerra de devaluaciones en el mundo, que le agrega un fuerte peso al atraso cambiario que sufre Argentina. Hoy los cálculos conservadores estiman que el país precisa un tipo de cambio real entre 35/40% más que el actual, no para volver al 2002 sino para recuperar la competitividad del 2011, cuando comenzó el segundo turno de Cristina.

Son tantas las urgencias que esperar hasta el 10 de diciembre para empezar a analizar qué se hará parece demasiado tiempo. En realidad, estos dos meses que restan hasta las elecciones se le harán bastante difíciles de sobrellevar al Gobierno, con un “blue” que superó los $ 15,50 y una brecha cambiaria por encima del 65%. Este escenario acelera la demanda de dólar ahorro, incentiva a la gente a comprar paquetes turísticos para el verano y además frena a los exportadores que no tienen incentivo para liquidar, a la espera de un dólar más conveniente después de las elecciones.

Cada mes que pasa se agravan mucho más los problemas conocidos. Por eso, el Gobierno que sea electo deberá empezar a enviar señales muy concretas. Si hay un ganador en primera vuelta, deberá hacerlo inmediatamente ese 25 de octubre. Los famosos 90 días de “luna de miel”, si es que existen, arrancan en ese momento y no en diciembre.