Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Pesimistas de corto plazo

Por Pablo Wende

El Coloquio de IDEA, que congregó a buena parte de los principales empresarios del país, dio mucha tela para el análisis. Pero sin dudas la conclusión más relevante es la preocupación por la caída de la actividad económica y el escepticismo relacionado con lo que se viene en los próximos meses. Las expectativas de que se produzca un punto de inflexión, que muchos vaticinaban para la segunda parte de 2014, pasaron ahora a fines del año que viene o directamente a 2016.

La encuesta a ejecutivos que efectúa semestralmente la consultora que dirige Eduardo D´Alessio, fue contundente al marcar el desánimo. Entre un 38% y un 40% adelantó que invertirá menos en los próximos doce meses, que espera caída de ventas y que está pensando en reducir personal. Y si están viendo una luz al final del túnel por el recambio presidencial y un eventual cambio de signo político, lo disimulan bastante.

Cuando faltan apenas un par de meses para que termine el año, claramente se puede trazar una línea divisoria de lo que deparó 2014. Una primera parte del año estancada, pero con la expectativa de una recuperación del financiamiento internacional. Los acuerdos en el marco del Ciadi, Repsol y Club de París se fueron encadenando para sostener esa idea.

Pero la imposibilidad de superar el denominado “juicio del siglo” que llevó a la Argentina al default técnico a fin de julio cambió totalmente el tablero. A partir de allí la escasez de dólares se volvió el problema más acuciante para las empresas y se aceleró notablemente la caída de la actividad en todos los niveles. El trimestre agosto-octubre resultó el peor desde 2009. Y proyecta, en caso de no producirse un repunte rápido, una recesión que el año que viene podría ser incluso mayor al 5%.

A esta altura, todo se resume a una pregunta: ¿qué decidirá Cristina en enero: sostener su discurso antibuitre o finalmente acordar para apuntar a un repunte económico? Buena parte del arco K insiste en que la presidenta será pragmática. “No se puede aspirar a que un candidato propio gane en 2015 con una economía derrumbándose”, explicaba uno de los legisladores oficialistas más relevantes.

Así las cosas, todo apunta a un 2015 aún más complicado, casi como una continuidad de lo vivido en los últimos meses. Un déficit fiscal creciente, una mayor escasez de dólares para el sector productivo y una brecha cambiaria que podría saltar del 70% a más del 100%.

La expectativa sigue siendo la de un entendimiento con los buitre, aunque las diferencias entre el gobierno y los acreedores siguen siendo abismales.