Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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El límite de exponerse en las redes

Lo que representaba un verdadero tesoro para las personas, su intimidad, hoy se expone mediante las redes sociales sin ningún filtro. Circunstancia que abre un gran debate sobre aquel derecho, hoy vituperado por quienes deberían cultivarlo. Y protegerlo.

En ese escenario, la moda de las selfies parece no tener límites. En un contexto donde participar en cualquier red social se ha convertido casi en una imposición de la misma sociedad.

Entonces se brinda una profusa información, que solía ser de ámbito privado, sin medir consecuencias -ni hablar del grooming, por ejemplo-. Material que se pone a disposición de millones de personas presionando una simple tecla o deslizando el dedo en una pantalla táctil.

Los adultos entienden las redes sociales como un universo en el que pueden salir a la luz posibles infidelidades, conflictos familiares o sentimentales. Un dislate, donde los secretos de otrora son los twitters, las fotos o videos de hoy.

Umberto Eco, el semiólogo y escritor italiano fallecido el año pasado, autor entre otras obras literarias de fuste de "El nombre de la rosa", sostenía que un secreto puede guardarse por circunspección. O sea, por mesura, decoro o solemnidad.

"La circunspección no sólo tiene que ver con actos inconfesables, porque algunas personas, legítimamente, pueden desear no hacer conocidas sus enfermedades, sus tendencias sexuales, sus obsesiones. Este derecho a la circunspección cada vez va perdiendo más valor en nuestra sociedad mediática e informática, en donde la renuncia a la privacidad toma la forma de exhibicionismo", decía Eco.

Y concluía: "Ahora la televisión ha ideado transmisiones en las que cualquiera puede volverse víctima famosa presentándose a chismorrear sobre sí mismo".

Claramente la visión de Eco se transforma, día a día, en una cruda y patética realidad.

No hace tanto la actriz Florencia Peña salió a defender a la joven modelo Ivana Nadal, tras el escándalo mediático por la aparición de fotos íntimas que se viralizaron mediante las redes sociales. “Necesitamos que haya un castigo para que esto no vuelva a suceder", aseguró Peña, quien había sido protagonista de un video de alto contenido erótico, que se viralizó sin su consentimiento.

Pero tras mostrarse "deprimida", "devastada" y "ultrajada" por aquel episodio, la actriz emitió una catarata de selfies en las que posa, generalmente, semidesnuda, en su cama, en su cocina, con su pareja, en la playa, etc, etc..

Entonces cabe preguntarse cuál es el límite de su semejante exposición. Y, cuál, el fundamento que la torna casi una adicta a esa práctica recurrente.

En suma, el único secreto quizás pase por pretender ocultar, sin lograrlo, una dualidad al cabo nociva.

Porque si uno protege la intimidad seguramente no abrirá de par en par su vida privada.

Y mucho menos el dormitorio.