Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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¿Una tribuna solo feminista?

¿Cuál es el rol que deberían adoptar los hombres en la lucha de las mujeres?, interroga desde Tribuna Feminista la licenciada en pedagogía Macarena Neva Delgado.

Pregunta compleja si las hay, justamente para nosotros, los hombres. Por más que nos mostremos compenetrados y, en general, a favor de varias de las prédicas que surgen por la igualdad de género.

Está claro que el interrogante se torna aún más complicado para quienes fueron educados en un ámbito machista. Quizás por ello, durante la celebración del Día de la Mujer costó no caer en la comodidad de un simple regalo. Eludir el laberinto ignominioso de lo puramente comercial.

Habrá que admitirlo. “Aparecer” con una flor o un chocolate sirvió de simple pretexto para lavar, al menos por un día, esa tendencia en ocasiones dominante que solemos cultivar los hombres.

Mientras tanto, asistimos pasivos a una lucha creciente que nos obliga a experimentar una vigilia en pos de reivindicar derechos personales, laborales, sociales y políticos que, en diversos escenarios, lucen fragmentados para las mujeres.

Y de paso convenir, como asegura Neva Delgado, que no son pocas quienes carecen de autonomía económica debido a que sus ingresos resultan bajos o directamente inexistentes.

Que, en general, son ellas quienes cargan con la mayor parte del trabajo en el hogar, tarea obviamente no remuenerada.

Que frente a esa realidad tienen menores expectativas en el plano laboral al asumir el cuidado de los hijos y del propio hogar.

Que suelen quedar fuera de los altos cargos y de la toma de decisiones en el ámbito de trabajo en el que se desenvuelven.

Que, para colmo, muchas son víctimas recurrentes de todo tipo de violencia, física y psicológica.

Y que, en culturas poco desarrolladas, siguen siendo educadas para crear relaciones de dependencia y sumisión hacia el hombre. En suma, habrá que convenir que más allá de “tetazos” u otras expresiones que no ayudan a profundizar demasiado el debate, su lucha se basa en posturas sólidas y sensibles.

Argumentos que ningún hombre debería soslayar.

Por más masculino y macho que sea.