Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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El día en que Benedicto XVI cambió la historia de la Iglesia

El ocaso de la “era Ratzinger” culminó de forma inesperada, con unas palabras en latín dichas por el propio religioso, con las que renunció a continuar su ministerio petrino, un acontecimiento histórico que cumple un año.

Agencia EFE

El 11 de febrero de 2013, el Papa Benedicto XVI anunció ante los cardenales reunidos en la Sala Clementina que renunciaba a su pontificado, una decisión que conmocionó al mundo y que cambiaría la historia de la Iglesia.

Los purpurados estaban convocados a las 9 para escuchar las comunicaciones del Papa sobre tres causas de canonización.

Allí fue que el Papa Benedicto XVI con voz débil y cargada de emoción pronunció 22 renglones en latín que cayeron como "un rayo en el cielo sereno", como dijo el decano de los cardenales, Angelo Sodano.

"Siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de obispo de Roma", pronunció en latín Joseph Ratzinger dejando helados a los purpurados.

El Papa había iniciado su discurso sabiendo que su decisión sería "de gran importancia para la vida de la Iglesia".

"Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino", dijo Benedicto XVI, que cumpliría en abril 86 años.

Tras el discurso, recibió el abrazo del cardenal Sodano y se retiró a sus aposentos en el palacio pontificio, donde, aseguran, no pudo ocultar la emoción y lloró ante una decisión sorprendente, sin precedentes en la historia moderna de la Iglesia, y tomada con total autonomía y absoluta soledad.

Mientras aún reinaba el silencio entre los purpurados, la noticia saltó al mundo gracias a Giovanna Chirri, vaticanista de la agencia ANSA quien, debido a sus conocimientos en latín, al oír la fórmula "ingravescente aetate" (por la avanzada edad) y la fecha del 28 de febrero se imaginó lo que estaba pasando.

"Sí, entendiste bien. El Papa renuncia", le confirmó el portavoz de la oficina de prensa del Vaticano, Federico Lombardi.

Y la noticia dio la vuelta al mundo.

En la Plaza de San Pedro, romanos, turistas y curiosos expresaban su asombro por el gesto del pontífice, y muchos dejaban entrever su conmoción ante la "seguramente sufrida decisión" de Ratzinger.

Se suspendieron todas las actividades y el Papa alemán quedó en espera de que su renuncia se hiciese efectiva el 28 de febrero, limando sólo los detalles junto al Vaticano de cómo se gestionaría la inédita situación que se había creado.

Joseph Ratzinger venía meditando desde hace tiempo su decisión e incluso lo había preanunciado en el libro-entrevista Luz del mundo (2010) del periodista Peter Seewald.

A poco de cumplir su primer año de papado

Francisco, el preferido de los medios

El Papa Francisco, con sus zapatos negros, leve renguera, su afán de cercanía con los más necesitados, sus llamados a los más poderosos para que repartan sus riquezas y sus reformas en la Curia, se ha convertido en el personaje más deseado de los medios.

Desde el comienzo de su ministerio petrino el pasado 19 de marzo, Francisco ha venido acaparando las portadas y los titulares de los medios de comunicación más dispares, encandilados por sus discursos claros y sus actos improvisados, que le han valido ya el título de "Papa revolucionario".

En este primer año de pontificado los medios han difundido la figura de un Papa que no teme a la ternura, que besa a niños y a enfermos, que no duda en desayunar con mendigos y a quien le gusta confundirse con la multitud que le aguarda en la Plaza de San Pedro.

Hasta algunos medios como el "Huffington Post" y "The Telegraph" han asegurado, con sabor a leyenda urbana, que Francisco sale por las noches vestido de sacerdote para aliviar a los más miserables.

Al innegable carisma del argentino Jorge Bergoglio hay que añadir que el factor mediático ya lo acompañó desde sus orígenes sacerdotales.

El anuncio de la renuncia de Benedicto XVI, el pasado 11 de febrero, atrajo un aluvión de medios de comunicación de todo el globo a Roma para seguir de cerca el curso de unos acontecimientos que no se repetían desde la renuncia de Gregorio XII en 1415.

El mundo conoció a Francisco una lluviosa tarde de marzo, cuando las cortinas del balcón de la Basílica de San Pedro se abrieron para mostrar a un hombre orondo y sonriente que saludaba a los miles de congregados con un mundano "buenas tardes". Con el paso de los meses, el Papa, se ha ganado la presencia constante en los medios, sorprendidos por la espontaneidad de ese hombre proveniente "casi del fin del mundo".

Además, a nivel global, el "término" más buscado en Google fue "Papa".

En total, entre marzo y noviembre de 2013, los internautas buscaron el término "Papa" 1.737.000 ocasiones, mientras que las veces en las que fue mencionado ascendió a más de 49 millones, superando a Obama y a su colega ruso, Vladimir Putin.

Crónica de una renuncia anunciada

Anticipo. "Cuando un Papa llega a la clara conciencia de no ser más capaz física, mental y espiritualmente de desarrollar el cargo que le ha sido encomendado, entonces tiene el derecho, y también el deber, de renunciar", había dicho Benedicto XVI, pero nadie lo había tomado en consideración.

Una noche que pasó a la historia
Un símbolo. En la noche del día de la renuncia del Papa Benedicto XVI se desencadenó un fuerte temporal en Roma. La fotografía de Alessandro Di Meo de un rayo que caía sobre la cúpula del Vaticano se convirtió en otro de los símbolos de una de las decisiones que marcaron la historia.
Decisión. Luego de su renuncia, Benedicto XVI ha dejado el mensaje de que "no se puede estar encadenado a la historia".

Una noche que pasó a la historia

Un símbolo. En la noche del día de la renuncia del Papa Benedicto XVI se desencadenó un fuerte temporal en Roma. La fotografía de Alessandro Di Meo de un rayo que caía sobre la cúpula del Vaticano se convirtió en otro de los símbolos de una de las decisiones que marcaron la historia.Decisión. Luego de su renuncia, Benedicto XVI ha dejado el mensaje de que "no se puede estar encadenado a la historia".