Bahía Blanca | Viernes, 03 de mayo

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La historia de calle O'Higgins, la Gran Vía del Sur Argentino

¿Hay hoy una calle emblemática que represente a nuestra ciudad? Hace tiempo atrás, O'Higgins ostentaba ese título.

Quizá sea una pregunta que admita varias respuestas. Pero hubo un tiempo en que tenía una única respuesta, clara y verificable: esa calle era O’Higgins, en particular el tramo comprendido entre Chiclana y Brown.

Tal era su brillo y trascendencia que en la década del 50 se la bautizó como La Gran Vía del Sur Argentino.

Primero, Zelarrayán

A fines del siglo XIX la movida del centro bahiense estaba en Rodríguez y Zelarrayán, donde funcionaba la casa de comercio, almacén y billares de José Lamberti.

Cuando en 1885 se instaló del otro lado de la plaza, en O’Higgins y Chiclana, el centro se mudó.

Lamberti estableció el Café de Londres, cuyas mesas eran el alma de la ciudad y de alguna manera artífices de que O’Higgins se convirtiera en el lugar de paseo por excelencia.

Con la apertura de prestigiosos comercios, la cuadra se convirtió en una suerte de shopping a cielo abierto, con negocios luciendo sus vistosas vidrieras, casas de rentas de escritorios y departamentos y la irrupción de una colorida cartelería de neón.

La calle era, por lejos, la postal de la ciudad, una geografía que lamentablemente ya no existe.

El lugar del encuentro

El bar y hotel Londres era el punto de encuentro de políticos, artistas, pilotos de la Aeroposta, jugadores de dados, dominó y ajedrez. 

Una crónica de 1948, año del cierre del lugar, da cuenta de esa historia. 

“El cese de actividades marca un acontecimiento para quienes concurrieron a ese local, en cuyas mesas hilvanaron sus cadenas de sueños y proyectos, donde deshilacharon los acontecimientos políticos, más de un pleito tuvo solución y entre el ruido de los cubiletes alguna peña trató temas de alto vuelo literario. Fue el refugio de lo más granado del pensamiento de la época. Muere con él un testimonio del progreso de la Perla del Sur. Se recuerdo desaparecerá bajo el sedimento de otras vibraciones emotivas”.

Luego de su cierre el edificio fue reconvertido, ocupando varios locales comerciales su planta baja mientras las superiores quedaron sin destino.

Frente al Londres estaba la propiedad de Antonio Muñiz, que albergó en su planta baja una librería y luego un amplísimo salón gastronómico. Los pisos altos eran alquilados como escritorios o para pensionistas.

Uno de los palacetes que sobrevivió al paso del tiempo es la mítica Galería Peuser, construida en 1910. La obra vino a hermosear la cuadra, con sus ambientes elegantes y amplios. 

El edificio de líneas francesas fue diseñado por el arquitecto Carlos Nordman, y construido por Pedro Cabré Salvat.

El inmueble mantiene en buen estado su fachada aunque su funcionamiento dista del original. Su planta baja está ocupada por un local de comidas rápidas mientras que el resto del edificio no tiene uso.

A mitad de cuadra, frente a la peatonal Drago, estaba el cine Odeón, con un frente de líneas art decó y una maravillosa marquesina. La sala ofreció su última función en agosto de 1966. El inmueble sobrevivió con un nuevo destino comercial hasta su definitiva demolición.

Cine Odeón, maravillosa fachada art decó

La apertura de calle Drago en 1938, entre O’Higgins y avenida Colón, permitió que en una reducida franja de terreno se diseñaran atractivos edificios. 

Uno de ellos es el construido como Casa de Renta en los pisos altos y comercios en la planta baja, de maravillosa resolución art decó.

O'Higgins y Drago, pura geometría, 1938

Si bien la carteleria oculta varias molduras y los jacarandáes tapan su visual, es una de las joyas de la cuadra.

Ocupado por una entidad bancaria, el inmueble de O’Higgins 81 mantiene las líneas que permiten identificar el sitio donde desde 1918 hasta los 70 funcionó la Casa Escasany, relojería, regalería y joyería.

En 1946 el comercio renovó completamente el lugar, exhibiendo en su frente relojes indicando la hora de varios países. En el centro la hora argentina, los restantes asignados a Londres, Montevideo, París, Roma, Berlín, Río de Janeiro, Asunción, Santiago de Chile y La Paz. Hoy funciona un banco.

El segundo gran palacete que adornó la cuadra fue conocido como New London, por estar ocupada su planta baja –entre 1921 y 1971-- por la tienda que llevaba ese nombre. 

En las plantas superiores había departamentos para alquilar y escritorios. Fue demolido en 1993 para dar lugar, hasta el día de hoy, a una playa de estacionamiento.

Del mismo año, sacando provecho de la apertura de la calle se ubica este segundo edificio de renta, con otro estilo completamente diferente, diseño del arquitecto Manuel Mayer Méndez y participación de la constructora de Enrique y Pedro Cabré. 

Desde su inauguración en 1938 hasta 1995 su planta baja fue ocupada por una de las sastrerías más renombradas del país, Casa Muñoz, donde un peso vale dos.

Casa Muñoz, donde un peso vale dos, 1938

Final

Nada queda de la estética que definió a la Gran Vía del Sur. Con el tiempo fueron cerrando los negocios tradicionales, dando lugar a una dinámica comercial completamente diferente.

Ha perdido los carteles de neón que le daban un aspecto distintivo y otras calles han tomado el protagonismo.

Con la construcción de una semipeatonal en 2009, se procuró que ese tramo de O'Higgins recupere el protagonismo perdido, algo que se logró a medias.

Fue la Gran Vía del Sur Argentino. No es poco.